La revolución permanente
Desde las piezas de vanguardia (1946) hasta el último estreno en Madrid (El viaje infinito de Sancho Panza, 1992), Sastre mantiene vida y teatro de tensión y compromiso revolucionario, desde un principio católico y falangista a otras revoluciones mayores (comunismo, Vietnam, castrismo, HB). Partió de la idea de que cambiar el teatro requiere cambiar la sociedad; mantuvo una polémica famosa con Buero acerca del posibilismo, en la que Sastre negaba la integración aun para mantener el combate desde dentro, y exigía la lucha frontal. Aun así, Sastre estrenó sus obras, y aportó al escenario una rebeldía permanente. Las evoluciones por las que ha pasado, desde la tragedia espiritual a un teatro donde el terror daba pie a un humor característico, han sido siempre luchadoras. Algunas obras fue ron confusas (La sangre de Dios, El pan de todos) por su preceptiva de crear una tragedia donde personajes y situaciones respondieran a su evolución interna, y no al mandato del autor.La más famosa, Escuadra hacia la muerte (1953), fue considerada por sus críticos como militarista, cuando tenía un sentido pacifista (al que parece haber renunciado) que hizo que fuera interrumpida en pleno éxito por una presión militar que la consideraba ofensiva al espíritu del Ejército. El Premio Nacional de Teatro se concede a una obra de 1992; supongo que el jurado ha tenido en cuenta toda una vida de lucha literaria y práctica, que le ha llevado a las dificultades iniciales, la cárcel y un exilio voluntario; finalmente, le integra a la vida oficial.
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