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Decepción en la OTAN ante el nuevo plan de paz para Bosnia

Lluís Bassets

El nuevo plan para Bosnia ha caído como un jarro de agua fría en buena parte de los aliados y de la estructura de la Alianza Atlántica. Los trabajos sobre el plan diseñado por David. Owen y Cyrus Vance, que implicaba el despliegue de 70.000 soldados, pueden ir a los cajones, porque la OTAN deberá limitarse a coordinar las fuerzas de tierra de la ONU con las aéreas norteamericanas en la creación de las zonas de protección para los musulmanes bosnios.

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De memento, eso supone el adiós a la actuación más importante de la historia de la OTAN, una organización que se ha caracterizado precisamente por la eficacia disuasiva de su existencia, a pesar de su inactividad en el plano puramente bélico. Tanto el Reino Unido como Holanda y Turquía ofrecieron ayer nuevos aviones de combate para participar en la operación de vigilancia de los cielos bosnios, establecida por la ONU.El nuevo plan 4+1 (Estados Unidos, Francia, Reino Unido y Rusia, como miembros permanentes del Consejo de Seguridad, y el uno, España, como miembro no permanente) ha suscitado también divergencias entre los aliados, pues no todos comparten ni su filosofía ni el método utilizado para elaborarlo.

El ministro italiano de Defensa, Fabio Fabbri, lamentó ayer, en una reunión en la OTAN con sus colegas de los países aliados, que los 4+1 no hubieran consultado con sus socios europeos a la hora de elaborar el plan.

FabIbri hizo esta observación durante la reunión ministerial del Comité de Planes de Defensa de la OTAN, en su condición de responsable de uno de los países que está participando activamente en las Fuerzas de Protección de: las Naciones Unidas en los Balcanes y también como presidente rotatorio del llamado Eurogrupo, institución informal que agrupa a los ministros de Defensa de los países de la CE que están en la OTAN.

El alemán Volker Rühe criticó también el nuevo plan y volvió a suscitar la posibilidad de un levantamiento del embargo de armas para que los musulmanes de Bosnia puedan defenderse.

Solución al conflicto

El propio ministro español de Defensa, Julián García Vargas, aseguró en conferencia de prensa: "Seguimos teniendo dudas sobre el plan". "A los cinco países [participantes en la reunión celebrada el pasado sábado en Washington] no nos parece que sea la solución del conflicto, pero sabiendo que no es perfecto, podemos pensar que es un buen camino para aplicar más tarde el plan Owen-Vance", añadió. Formalmente, nadie suscribe el acta de defunción del plan elaborado por Owen y Vance, pero en realidad incluso el ministro español de Defensa asegura que se aplicará muy lentamente, por etapas y sin que exista un día D a partir del cual empiece a tener efecto.

García Vargas rechazó que el nuevo plan 4+1 signifique la consolidación de las conquistas serbias: "El programa aprobado por los cinco no reconoce las conquistas territoriales hechas por la fuerza. Al contrario, insiste en que los serbios deberán abandonar el territorio conquistado. La nueva división territorial que se reconoce es el plan Owen-Vance". El nuevo plan 4+1 obligará al Consejo de Seguridad a aprobar tres o cuatro resoluciones más. La resolución actualmente vigente sobre la limitación de vuelos sobre Bosnia deberá ser modificada para permitir actuaciones aéreas ante eventuales agresiones contra los cascos azules situados en tierra. Para su aplicación se necesitan entre tres y cuatro mil cascos azules más. Para España no significa modificar la misión de sus tropas, según aseguró García Vargas. Para la OTAN supone una disminución drástica de su papel, de primer orden en el plan Owen-Vance y de mera coordinación aéreo-terrestre en el 4+1.

El ministro español valoré la labor realizada hasta ahora por los aliados. Según García Vargas, éstos han sido los éxitos occidentales: se ha conseguido que el conflicto no se extienda, las bajas civiles se han limitado, las zonas de combate han quedado acotadas y los serbios han empezado a cambiar de actitud por efecto del bloqueo. "No habrá una intervención militar. Seguiremos presionando a los serbios en el campo económico y político", dijo.

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Sobre la firma

Lluís Bassets
Escribe en EL PAÍS columnas y análisis sobre política, especialmente internacional. Ha escrito, entre otros, ‘El año de la Revolución' (Taurus), sobre las revueltas árabes, ‘La gran vergüenza. Ascenso y caída del mito de Jordi Pujol’ (Península) y un dietario pandémico y confinado con el título de ‘Les ciutats interiors’ (Galaxia Gutemberg).

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