Coches verdes y seguros
La industria del automóvil vuelca sus innovaciones en la ecología y la seguridad
Un pequeño utilitario -en concreto un Peugeot 106- exactamente igual que sus hermanos gemelos que circulan ahora por las carreteras aparece enchufado a un simulado poste de suministro de electricidad en una de las grandes naves de exposición del Salón del Automóvil de Barcelona, que termina hoy. Esta insólita imagen sintetiza perfectamente dos hechos: que el coche eléctrico pronto dejará de ser futuro para convertirse en presente y que el sector automovilístico también se apunta a la baza verde como una más que le ayude a superar su profunda crisis.
Aunque sea ocupando pequeños espacios, el coche eléctrico ha empezado a aparecer discretamente como algo real, con la perspectiva de empezar a ser una opción en el próximo salón, dentro de dos años. Además del citado modelo, se han exhibido versiones eléctricas del Fiat Panda -el primero que se comercializó, hace ya tres años- y el Cinquecento, que con el Clio de Renault, el Citroén AX y el Golf de Volkswagen forman parte del grupo de modelos ya a la venta que ofrecen u ofrecerán pronto versiones eléctricas. Más allá de estos vehículos, Renault ha mostrado su prototipo de Zoom, un automóvil biplaza de poco más de dos metros de largo concebido ya globalmente como modelo estrictamente ciudadano y eléctrico.Otro tipo de motores con los que también se pretende sustituir a los actuales de gasolina y gasóleo -con niveles de contaminación altos pese a todas las mejoras introducidas en la última década- es el de hidrógeno líquido, que ha estado presente en el salón con un prototipo de la firma japonesa Mazda dotado de motor HR-X. Esta misma firma ha exhibido también un motor flexible capaz de funcionar tanto con gasolina como con metanol, otro combustible alternativo. La combustión de este alcohol vierte a la atmósfera C02 -uno de los principales responsables del calentamiento de la Tierra-, pero no en mayor cantidad que el C02 que han, absorbido las plantas de las que se ha extraído el metanol.
Baterías insuficientes
"La energía eléctrica va a ser en el futuro más y más popular aplicada al automóvil" aseguré Rafael Álvarez, secretario general de Seat, en una comunicación sobre el vehículo eco lógico del futuro que hizo durante el certamen. Va a avanzar, agregó, a pesar de que "todavía no sabemos almacenar bien la electricidad".
Los compromisos internacionales para reducir las emisiones de dióxido de carbono, que comportan leyes cada vez más estrictas, están acelerando los trabajos de los investigadores para conseguir baterías acumuladoras más capaces. Las muy restrictivas leyes de California sobre polución son consideradas como el acicate básico para la investigación de las grandes compañías de EE UU y, por extensión, del mundo.
Las baterías desarrolladas hasta ahora pueden darle a un coche de pequeño tamaño energía para 100 o 200 kilómetros y permiten velocidades máximas de unos 100 kilómetros por hora. Además, tienen el inconveniente de necesitar varias horas para la recarga. Estos problemas hacen que de momento se planteen como viables sólo para vehículos urbanos: de día podrán utilizarse para ir al trabajo y de noche se deberán recargar enchufándolos a una toma eléctrica del garaje.
Ante esos problemas, Álvarez apuntó la conveniencia de una etapa intermedia en la que coincidan dentro de un mismo vehículo "un motor eléctrico para los trayectos urbanos y otro de explosión para las salidas a carretera". Esta idea es la que ha llevado al diseño de una de las versiones del futuro Volkswagen Chico, cuya comercialización se prevé para dentro de dos años.
El Salón del Automóvil ha permitido también constatar que el nuevo reclamo ecologista que aparece en la publicidad de los últimos modelos es el del reciclaje de sus materiales. Los folletos suelen incluir un esquema del coche con muchas partes pintadas de verde, correspondientes a componentes que, cuando el vehículo muera, van a poder ser reciclados.
Una de las jornadas técnicas estuvo precisamente dedicada a esta cuestión. Los nuevos diseños prevén, por ejemplo, la sustitución de tornillos por otro tipo de anclajes para facilitar la separación de materiales distintos cuando el coche sea retirado, y apuestan por la separación clara de cada tipo de plástico para que luego, realmente, se pueda reciclar. El problema es que, aunque se calcule que el 75% de un coche pueda reciclarse, no hay ninguna instalación en España que pueda efectuar la tarea. La primera planta de reciclaje, que se construye en las poblaciones barcelonesas de Gavà y Viladecans, no empezará a funcionar hasta fin de año. De momento, los coches siguen amontonándose en cementerios o ensuciando las cunetas de carreteras secundarias.
La profesión de fe ecologista que ahora hacen las grandes empresas del motor no les impide seguir basando su estrategia "en la frecuente renovación del vehículo" según puso de manifiesto el consejero catalán de Medio Ambiente, Albert Vilalta, al clausurar la jornada técnica. "Ha llegado el momento", agregó, "de reintroducir los conceptos de solidez y duración, que comportan un ahorro considerable de recursos tanto en materiales y energía como en el tratamiento de los residuos".
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