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Los intermediaríos

Juan Blas Sitges y Maurice Jean Lauze, que ayer no pudieron ser localizados por este diario, se han convertido en unos de los principales protagonistas de esta historia. Sitges, hermano del presidente de Asturiana del Zinc (integrada en Banesto), Francisco Javier, fue el que captó el proyecto de inversión y quien se lo ofreció al Gobierno asturiano con quien viene colaborando desde hace cuatro años para conseguir una inversión en Asturias en petroquímica y refino. En la rueda de prensa de presentación del proyecto el pasado martes, Sitges afirmó que participa en la operación "a título particular".Juan Blas Sitges es conocido por sus participaciones en diversos proyectos de inversión. Junto a Banesto Ventures participó en la captación el pasado mes de julio de otro proyecto petroquímico, posteriormente frustrado, que lideraba la sociedad Panoco, con una inversión sensiblemente inferior a la que se anunció esta semana, pero también muy importante: 160.000 millones de pesetas.

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Sitges es, según el Gobierno asturiano, quien introduce a Maurice Lauze, francés afincado en Madrid que preside las sociedades Kintyre Stations Service y Kintyre Sales Limited. Lauze se presenta como representante del banco saudí. En la documentación que facilita al Gobierno asturiano aparece el membrete del Saudi International Bank con la dirección y el teléfono auténticos de dicho banco en Nueva York, en el 520 de Madison Avenue. Pero, según admitió ayer el presidente asturiano, el logotipo no coincide con el del Saudi International Bank, con sede en Londres.

El Gobierno asturiano ha estado negociando también en los últimos meses a través de los mismos intermediarios con un tercer grupo petroquímico cuya identidad no ha' sido revelada.

Incredulidad

El anuncio del proyecto fue recibido desde el primer momento con incredulidad por parte del sector refinero español que duda de la veracidad de la inversión. Un ejecutivo de una de las empresas más importantes de España, que prefiere mantener el anonimato, fue conciso y manifestó nada más conocer la noticia: "No me lo creo". Otras fuentes explicaron que una inversión de tamaño calibre no encajaba en la lógica en la que actualmente se mueve el sector.

Esas fuentes coinciden al afirmar que "en estos momentos sobra capacidad de refino en España y en Europa y no parece muy normal que alguien quiera instalar aquí un gran complejo". "Lo que hace falta en España", añaden, "es capacidad de almacenamiento y gasolineras".

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