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La clave puede estar en el cerebro

E. C., Los posibles avances en el tratamiento de la obesidad y los trastornos nerviosos de la alimentación están ligados, para Jose Antonio Cabranes, investigador en psiconeuroendocrinología del hospital Universitario San Carlos, en Madrid, al estudio del comportamiento de los neurotransmisores, las sustancias cerebrales que rigen la actividad de las neuronas. "El tratamiento de base será probablemente el intentar reequilibrar los posibles desequilibrios neuroquímicos que influyen en el mal funcionamiento de los mecanismos del hambre y de la saciedad, aunque sin descartar, por supuesto, los tratamientos dietéticos", explica.

El apetito y la cantidad en la ingestión de los alimentos y su selección está regulada por una serie de sustancias neuroquímicas, como la noradrenalina y la serotonina. En los trastornos de la alimentación, como la bulimia y la anorexia nerviosas, se ha demostrado el papel que juega en su aparición el desequilibrio en la producción de algunas de estas sustancias, según explicó Cabranes en una de las mesas redondas convocadas por el Centro de Investigación y Terapia de Conducta.

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Desequilibros

Las investigaciones han puesto de manifiesto que, básicamente, un exceso de noradrenalina estimula el apetito y la ingestión de hidratos de carbono, mientras que el exceso de serotonina provoca saciedad, y que estos desequilibrios caracterizan a los bulímicos y los anoréxicos, respectivamente. La investigación actual está encaminada a definir sobre qué receptores neuronales actúan cada una de estas sustancias, para poder diferenciar con precisión ambos trastornos.

"El debate está en saber qué viene antes, si el huevo o la gallina", comenta Cabranes de forma gráfica. Es decir, si es la neurotransmisión la que está alterada porque existe un defecto previo que afecta al comportamiento y a la comprensión de la realidad o, al contrario, los estímulos y las influencias culturales determinan el mal funcionamiento del sistema neuroquímico.

"Hemos comprobado que cuando se recupera el peso en las anorexias o mejoran o desaparecen los atracones en la bulimia, persisten, sin embargo, las alteraciones neuroquímicas", continúa Cabranes. "Esto nos hace pensar que no es la pérdida de peso en sí la que provoca la alteración, sino que existe un condicionamiento previo para estos desequilibrios neuroquímicos, tal vez de origen genético, que determina la aparición de los trastornos". Hasta ahora, todas las explicaciones que se han dado sobre por qué estos trastornos afectan más a las mujeres que a los hombres son de tipo social y cultural.

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