Manuel de Lope describe la admiración que suscitan los tiburones sociales

Manuel de Lope (Burgos 1949) acaba de publicar su séptima novela, Shakespeare al anochecer (Alfaguara), una historia de amor, amistad y nostalgia, sobre la que el tiempo pesa tanto como la locura y la ambición. Una obra cargada de claves, en la que el humor juega un papel primordial. Quizá porque Manuel de Lope cree que "la ironía es siempre una defensa contra una forma de desengaño global".

El escritor no ha pretendido hacer crítica social. "La ambición es un dato social tan objetivo como la caridad. No es que uno decida escribir una novela sobre la ambición. Uno decide contar una cosa y surgen las características de los personajes. Los personajes tienen una autonomía que les es propia, poseen su propia lógica, y si uno intenta desviarles sale ficticio. Además, en el fondo hay un poco de admiración perniciosa ante los tiburones. Admiro la generosidad, el cariño..., pero los grandes tiburones están ahí, poseen una estética y un valor. La humanidad es tan rica".

Una de las constantes de su narrativa es el recurso al humor. "La ironía es una defensa contra el desengaño global".