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El presidente cierra la campaña del referéndum en el 'arsenal de Rusia'

Pilar Bonet

La república de Udmurtia, el arsenal de Rusia, ha sido el lugar elegido por el presidente Borís Yeltsin para cerrar su campaña electoral para el referéndum del próximo domingo. Este territorio de la zona de los Urales, al norte de Tatarstán, es la patria del compositor Piotr Chaikovski, de los misiles SS-20 y de los fusiles de asalto Kaláshnikov.

El inventor del más famoso fusil de asalto, Mijaíl Kaláshnikov, un hombre pacífico y amante de la pesca, había sido invitado a la reunión que el presidente de Rusia mantuvo ayer con los dirigentes de lzhmash, el gigantesco complejo de construcción de maquinaria de Izhevsk, la capital de la república.Esta enorme empresa, cuyos orígenes se remontan al siglo XVIII, es una de las más afectadas por el descenso de la producción bélica de Rusia. El material militar de Udmurtia, que en el pasado suponía el 72% de la producción industrial de la república medida en precios, ha descendido hasta un 23%, y muchas plantillas están hoy en situación de paro encubierto, según el ministro de Economía local, Valeri Bogatiriov. Los trabajadores cobran sueldos inferiores a los salarios medios de Rusia y laboran a baja capacidad, y a veces sólo varios días por semana. La situación de crispación social se dejó entrever durante la visita de Yeltsin, cuyo vehículo fue apedreado en el recorrido desde el aeropuerto a la ciudad.

Dinero para la industria

Del presidente ruso las autoridades de Udmurtia esperan algo muy concreto: dinero para la industria de Defensa y clarificación sobre la doctrina militar de Rusia. Sólo una doctrina militar definida permitirá a la industria bélica decidir qué producción debe conservar y qué capacidades hay que reciclar hacia el campo civil. Respondiendo parcialmente a estos deseos, Yeltsin anunció la concesión de 250 millones de dólares para proyectos de reconversión del sector militar en esta república.Los dirigentes udmurtios, parte de los cuales han estado recientemente en la feria de armamentos de Abu Dabi, quieren que el Ministerio de Defensa ruso entregue todos los metales preciosos procedentes del desguace de los misiles a las fábricas que los están destruyendo.

En Vótkinsk, una de las principales ciudades de la república, donde se fabricaban los misiles de alcance medio SS-20, reside actualmente un grupo de inspectores norteamericanos que vigilan el desmantelamiento de los cohetes, según los acuerdos entre la Unión Soviética y EE UU.

Udmurtia quiere que todos los ingresos en divisas procedentes de la venta de armas se queden en la república, donde se han creado empresas al efecto: Baikal y la sociedad de accionistas Kaláshnikov. El director de Izhmash pidió ayer a Yeltsin que permita vender sus armas a Mijaíl Kaláshnikov, que aún no tiene el permiso correspondiente. El líder ruso, que visitó la exposición de la producción industrial republicana -donde había desde coches para niños hasta misiles-, dijo que estudiaría la petición, pues "58 países están interesados" en estos fusiles. El mismo Mijaíl Kaláshnikov se quejó de no haber cobrado un duro en divisas por sus fusiles.

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Un programa de estabilización económica para el periodo 1993-1995 prevé que el Estado efectúe encargos militares pagándolos por adelantado, de créditos en condiciones ventajosas deje en Udmurtia un 50% de las divisas generadas por los 10 millones de toneladas de petróleo que se producen al año.

Durante su visita a la exposición, respondiendo a la pregunta de si tiene algo preparado para el caso de que obtenga el voto de confianza del pueblo este domingo, pero que, al mismo tiempo, la gente rechace las elecciones anticipadas de diputados, Yeltsin declaró: "No quisiera, antes del 25, mostrar todas mis cartas. Pero indudablemente habrá que tomar medidas duras, aunque sin usar las bayonetas".

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Sobre la firma

Pilar Bonet
Es periodista y analista. Durante 34 años fue corresponsal de EL PAÍS en la URSS, Rusia y espacio postsoviético.

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