Paz en el barrio
La famosa esquina de Normandie y Florence, donde comenzaron los disturbios del año pasado, fue también escenario ayer de una gran concentración. Pero, esta vez, el lugar estaba ocupado por reporteros, curiosos y algunos vecinos que celebraban el veredicto de culpabilidad contra dos de los policías implicado en el caso de Rodney King.En un café cercano, un grupo de jóvenes de los que cada día participan en la guerra cotidiana de este violento vecindario consumían su desayuno mientras aseguraban que "los chicos están tranquilos", en alusión a que las temidas bandas del barrio no han desenfundado en esta ocasión las armas. "El veredicto es justo, aunque nos hubiera gustado ver condenados también a los otros dos policías", decían.
Próximo a esa zona, en Koreatown, muchos de cuyos comercios fueron destruidos hace un año, los dueños mantenían abiertos sus negocios, pero sin alejarse de la escopeta que guardan bajo el mostrador. "Como siempre hemos dicho, nosotros no vamos a ser los primeros en disparar", recordaba el presidente del Comité de Protección de la comunidad asiática.
"Nadie está pensando en violencia en estos momentos, sino en aprovechar esta oportunidad para devolver juntos la paz a esta ciudad", explicaba Juan Zamora, el representante de los pequeños comerciantes de esa zona.
El líder negro Jesse Jackson, que había escuchado el veredicto en una iglesia de South Central, recorrió todas las zonas conflictivas junto al presidente de la Liga Urbana, John Mack. El mensaje de todos coincidía en la necesidad de que, a cambio de esta paz, las autoridades dediquen dinero al desarrollo de estos barrios. "Aquí es donde hacen falta recursos y no en Rusia ni en Somalia", decía una mujer negra.
En los barrios ricos, la actividad fue mínima hasta bien entrado el día, cuando ya todo parecía bajo control. Entonces empezaron a circular los Mercedes y abrió sus puertas Tiffany.
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