París relevará a Morillon por haberse convertido en "incontrolable"
El ministro de Defensa francés, François Léotard, acaba de declarar que "muy probablemente el general [Philippe] Morillon ya no estará en Bosnia a principios de mayo". La razón alegada es formalmente técnica: "Su mandato ha ido ya más allá de lo acordado con sus predecesores". Sin embargo, todo apunta a un relevo forzado del general, cuya actitud en el conflicto le ha granjeado grandísima popularidad en Francia y tremenda animadversión en Belgrado. El Gobierno teme las consecuencias de los actos de un general al que fuentes del propio Ministerio de Defensa francés consideran ahora como "incontrolable"."Me gustaría disfrutar de un permiso, pero este no es el momento adecuado para que abandone el mando", dijo hace unos días el general, quien, a las pocas horas, matizó: "Sea cual sea la decisión, la aceptaré sin problema". Léotard confesó entonces que si no había ordenado su regreso a Francia era porque el Estado Mayor aún no se lo había pedido. Alain Juppé, responsable de la cartera de Exteriores, corregía luego a su compañero de Gabinete al precisar que "la decisión la tomará el Gobierno cuando lo considere conveniente".
[Un portavoz de la ONU manifestó ayer en Nueva York que no tenía constancia de que el general Philippe Morillon fuera a ser relevado en el mando de los cascos azules en Bosnia.
Lo cierto es que Philippe Morillon, con gestos imprevisibles como el de convertirse en un rehén-escudo de los habitantes de Srebrenica, se ha convertido no sólo en un personaje muy popular, sino también en un problema. Zeljko Simic, consejero del presidente serbio Slobodan Milosevic, considera que Morillon "se ha puesto claramente del lado de los musulmanes y ha roto todas las reglas".
Capitulación
Para el filósofo francés André Glucksman, que ve la salida de Morillon como una entrega francesa a los deseos serbios, "quienes ordenan la retirada de Morillon debieran asumir su lógica de la capitulación y ordenar el retorno de todos los cascos azules galos".
Según algunas fuentes, la vida del general parece correr peligro y un atentado contra su persona cuestionaría la prudencia diplomática francesa al obligar a una respuesta. Las iniciativas de Morillon, "primero un tanto incontrolado y hoy incontrolable", según un funcionario del Ministerio de Defensa, parecen poner en ridículo la política europea seguida en la ex-Yugoslavia, pero también han contribuido a evidenciar los contactos entre el supuestamente neutral Ejército federal yugoslavo y los francotiradores y bandas armadas de serbios bosnios.
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