El fundador de las Brigadas Rojas, liberado ayer, quiere una casa y un hijo
"Debo el régimen abierto sólo a mi comportamiento en la cárcel y a las leyes del Estado. Estoy agradecido a todos los que se han solidarizado conmigo, jóvenes o viejos de cualquier condición, o miembros de todos los partidos del Parlamento. Pero quiero que lo anterior quede bien claro", dijo ayer en Roma Renato Curcio, de 52 años, en su primer día fuera de la cárcel después de 17 años. Con esa frase, el fundador de las Brigadas Rojas quería reiterar una realidad: nunca se ha arrepentido de su pasado. Ahora sólo desea tener una casa y un hijo.
Curcio trabajará, en sus horas fuera de la prisión, como director de publicaciones de una cooperativa editorial que ha creado, llamada Sensibles a las Hojas. En un libro-entrevista que verá la luz en estos días, el ideólogo de las Brigadas Rojas dice que sus deseos se centran en una casa de madera y piedra, sin el cemento y el hierro de las cárceles; en caminar como un nómada y en tener un hijo con una mujer real, y no con una de las "novias de papel", que le escribieron, para acompañarle en su soledad, en los últimos 17 años, y en los dos anteriores a su fuga de la cárcel.Ayer, Renato Curcio dio una conferencia de prensa que pudo desilusionar a quienes pensaran que iba a hacerse un haraquiri ideológico o político, que tampoco se ha hecho en todos estos años -lo cual ha retrasado su salida de la cárcel-. Dijo que es indudable que los patrones culturales de los que se sirvieron las Brigadas Rojas "eran modelos nacidos a principios de siglo". "Nosotros estuvimos dentro de aquella cultura sosteniendo cosas que decían otros muchos en Europa y en el mundo. Haciendo cuentas ahora, ciertamente aquellos modelos no eran adecuados", dice ahora.
Sobre las hipótesis de instrumentalización de las Brigadas Rojas, su fundador afirmó que, en teoría, todo es posible. Sin embargo, señaló: "Con toda sinceridad debo decir que detrás de las Brigadas Rojas estaban sólo sus militantes".
Curcio, condenado a 30 años de reclusión por pertenencia a banda armada, robo, evasión e intento de homicidio -aunque nunca por delitos de sangre, como especificó su abogada Giovanna Lombardi-, ha obtenido la situación de régimen abierto (debe estar en la cárcel hasta el 2004) al haber cumplido más de la mitad de la condena y no ser considerado peligroso.
Curcio nunca pidió el indulto ni disfrutó de permisos por buena conducta y, cuando el ex presidente de la República, Francesco Cossiga, quiso congraciarse para "cerrar de una vez por todas las cuentas con el pasado", topó con la oposición del entonces ministro de Justicia, Claudio Martelli.
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