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Editorial:
Editorial
Es responsabilidad del director, y expresa la opinión del diario sobre asuntos de actualidad nacional o internacional

La crisis sin fin

LAS SACUDIDAS que agitan el mundo político italiano alcanzan cada día mayores proporciones. Desde que la investigación sobre la corrupción ha llegado a las grandes ciudades del sur, Palermo y Nápoles, las principales figuras de la Democracia Cristiana se han visto afectadas. Con la agravante de que en los casos de Andreotti -en Palermo- y de Gava y Pomicino -en Nápoles- no se trata sólo de cantidades ilegalmente entregadas a los partidos por determinadas empresas, sino de supuesta colaboración con organizaciones criminales como la Mafia y la Camorra.El número de procesos por corrupción aumenta a un ritmo tal que sólo los que afectan a personas conocidas se mencionan en los periódicos. Pero globalmente, desde que empezó la Operación Mani Pulite (manos limpias), se han producido 1.356 detenciones, se han abierto 1. 116 investigaciones judiciales y unas 2.500 personas (entre ellas, 152 miembros del Parlamento) se han visto implicadas en esos asuntos. Estas cifras indican que es toda una clase política -y no algunos individuos descarriados-, todo un sistema político que había incorporado la corrupción como una de sus formas de existencia, el que los jueces han sacado a la superficie y el que ahora se desmorona.

Pero, si lo viejo se pudre, no aparecen fórmulas viables de efectuar la transición a otro sistema. Formado por los cuatro. partidos más directamente envueltos en esa marea de corrupciones, ¿cómo puede subsistir el Gobierno de Amato? Simplemente sigue en su sitio para evitar un vacío que significaría el fin del Estado. Después de haber afirmado durante varios meses que su Gobierno sería el de la renovación, Amato ha tenido que reconocer que ello es imposible. Ha ido perdiendo los ministros uno a uno a medida que han sido advertidos por los jueces de su implicación en casos de corrupción. El último ha sido el de Finanzas, y Amato ha asumido ese cargo sin buscar un sustituto. Una señal más de que es un Gobierno moribundo.

El presidente de la República, Scalfaro, parece resuelto a mantener el Gobierno actual hasta el referéndum del 18 de abril, en la idea de plantear después uno de más amplia base, con la entrada de los ex comunistas del PDS. La idea de colocar al frente de tal Gobierno institucional al presidente del Congreso, Napolitano, otro ex comunista, ha sido rechazada por la Democracia Cristiana. El secretario de ésta, Martinazzoli, y el presidente del Senado, Spadolini, se perfilan ahora como principales candidatos. Pero estas pugnas ilustran hasta qué punto continúan las mismas combinaciones entre los mismos jugadores, frente a un país que espera una verdadera renovación.

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Por otra parte, y por mucho que se hable del 18 de abril, poco puede aportar el referéndum para encontrar una salida. Se plantea en él una reforma del sistema electoral para el Senado, a favor de la elección uninominal en cada circunscripción, pero se deja como está la elección del Congreso. Si muchos enemigos del actual sistema votarán sí, en cambio diversos sectores, entre los más críticos, han creado un frente del no por considerar que la reforma parcial del Senado es inoperante, retrógrada y no responde a los cambios que de verdad son necesarios en el país. Por ello, la interpretación de un gran éxito del sí se prestará a mucha confusión.

Seguramente sería conveniente ampliar la reforma al Congreso, pero, con reforma o sin ella, parece dificil evitar la convocatoria de elecciones generales tras el referéndum. Sería la ocasión de comprobar hasta qué punto la limpieza emprendida por los jueces ha tenido traducción práctica o se ha quedado en mera catarsis.

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