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LA MUERTE DE DON JUAN DE BORBÓN

Miles de ciudadanos despiden al padre del Rey

Miles de españoles -24.000 hasta la medianoche, según los cálculos de la Casa del Rey- dieron ayer un último adiós a don Juan de Borbón desfilando, por la capilla ardiente del Palacio Real, donde fue colocado el féretro con los restos mortales del padre del Rey. El furgón fúnebre entró en el patio de Armas del Palacio Real poco después de las doce de la mañana, y el público, congregado detrás de las vallas metálicas colocadas por la policía, le brindó una salva de aplausos antes de formar cola para esperar su turno. Mientras tanto, los representantes de las principales instituciones del Estado dieron su pésame a don Juan Carlos y a doña María de las Mercedes , viuda de don Juan. Debido a la afluencia de público, la capilla ardiente ha permanecido abierta hasta las siete de la mañana de hoy.

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Cinco automóviles formaban la comitiva oficial que acompañó al furgón fúnebre. En el menos solemne de los vehículos de la caravana, una furgoneta especial para minusválidos, viajaban don Juan Carlos y su madre. El Rey empujó la silla de ruedas en la que se desplaza doña María de las Mercedes hasta la capilla ardiente.Allí el monarca y la condesa de Barcelona recibieron, primero, el pésame de sus familiares y después del presidente del Gobierno, Felipe González; de los presidentes del Congreso, Félix Pons, y del Senado, Juan José Laborda, así como de los presidentes del Tribunal Constitucional, Miguel Rodríguez Piñeiro, y del Tribunal Supremo, Pacual Sala.

A continuación el jefe del Ejecutivo, Felipe González, y los representantes de las instituciones manifestaron su condolencia y besaba la mano de doña María de las Mercedes. El Rey presentaba a su madre a las personalidades que se le acercaban.

Don Juan Carlos tenía los ojos enrojecidos por la emoción y la falta de sueño, cuentan los fotógrafos de prensa que se acercaron a él.

Fue el arzobispo castrense, monseñor José Manuel Estepa, el que ofició la misa que la viuda de don Juan siguió ante el féretro de ébano cubierto con la bandera española y con el manto de la virgen de El Pilar.

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Sobre el ataúd había sido colocado el bastón de mando de capitán general de la Armada y además tres cojines con las condecoraciones del difunto (el collar del Toisón de Carlos III, las grandes cruces del mérito militar, naval y aeronaútico).

Bajo palio

Don Juan Carlos y doña Sofía siguieron la misa bajo palio, señala el redactor de la agencia Efe, el único autorizado por el palacio de la Zarzuela a seguir la ceremonia, mientras el príncipe Felipe y las infantas Elena y Cristina, ocupaban también un lugar preferente.

En una primera fila se colocados los representantes del poder ejecutivo, legislativo y judicial y justo detrás familiares directos como los reyes de Bulgaria, los duques de Calabria y otros. Concluida la misa córpore in sepulto empezó un primer turno de vela en el que participaron representantes de los tres ejércitos junto con dos ex jefes de la Casa del Rey: el marqués de Mondejar y Sabino Fernández Campo.. Miembros de la compañía Monteros de Espinosa de la Guardia Real custodiaban también al féretro. En total se han establecido 22 turnos de vela de una hora de duración que concluirán hoy hacia las once de la mañana.

Durante la misa seguían acumulándose en los pasillos del palacio coronas de flores, Junto con los laureles enviados por el presidente de la Generalitat los ordenanzas colocaban las orquídeas encargadas por el presidente del Gobierno. Las únicas coronas con cintas en las que no sólo figuraba el cargo sino el nombre de su remitente eran las enviadas por el ministro de Cultura, Jordi Solé Tura, y su subsecretario, Santiago de Torres.

Tras la misa los familiares directos de don Juan y de su hijo, que abandonaban a pie el Palacio Real, se cruzaron en el patio con los primeros madrileños que acudían a visitar la capilla ardiente. Se trataba del alcalde de la Villa, José María Álvarez del Manzano y de sus concejales, que la muchedumbre aplaudió. Después llegó el presidente de la Comunidad de Madrid, Joaquín Leguina.

La apertura de la capilla se efectuó pasada la una y media de la tarde, con algo más de media hora de retraso sobre el horario previsto. Agolpado ante la puerta de Santiago, el público formó cola en la calle Bailén en dirección a la catedral de la Almudena y llegó hasta el Viaducto, cerca de un kilómetro de distancia.

Las fuerzas del orden se esforzaron al principio en reorientar la cola en dirección a la calle Requena, paralela a Bailén. El público protestó, se intercambiaron algunos insultos y hubo algunos empujones. La policía acabó desistiendo.

Los vendedores ambulantes de flores hicieron su agosto ofreciendo los tres claveles con los colores de la bandera española a 200 pesetas.

A las tres horas de estar abierta por la capilla habían desfilado 6.000 personas, que depositaron al pie del féretro una alfombra de flores. Unas 24.000 (unas 40 por minuto) habían desfilado entre las 13.30 y la medianoche ante el féretro que contenía los restos mortales de don Juan. Las colas de madrileños que quisieron rendir un último adiós al padre del Rey resultaban anoche interminables. El alcalde de Barcelona, Pascual Maragall, el presidente de la Genaralitat, Jordi Pujol visitaron anoche la capilla ardiente. Los políticos del Partido Popular Alberto Ruiz Gallardón, Federico Trillo, Rodrigo Rato y Javier Arenas y el socialista Fernando Morán fueron algunas de las personas que acudieron ayer tarde al Palacio Real. También visitó la capilla ardiente Ramón Serrano Suñer, ex ministro de Franco, informa

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