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El recorte en el presupuesto de Defensa de EE UU no afecta a la 'guerra de las galaxias'

Antonio Caño

El presupuesto de Defensa propuesto por la Administración de Bill Clinton para 1994, que supone un ahorro de 10.000 millones de dólares respecto al del año anterior, dejará a las más poderosas Fuerzas Armadas del mundo ligeramente reducidas en cuanto a número de hombres y unidades, pero no elimina ningún programa de armas significativo (incluida la guerra de las galaxias) ni exige una drástica reestructuración del esquema militar de este país.

Una de las principales novedades de este presupuesto, que tiene que ser ahora discutido por el Congreso, es la asignación de una pequeña cantidad de dinero para el adiestramiento de fuerzas de paz que puedan desempeñar en el futuro misiones requeridas por la ONU u otras similares a la que actualmente se desarrolla en Somalia.El otro apartado diferente a otros presupuestos militares es la disposición a invertir en la destrucción del arsenal nuclear de Rusia y otras antiguas repúblicas soviéticas que no dispongan de recursos para acabar por sí solas con sus armas atómicas.

El resto del primer presupuesto de defensa presentado por este Gobierno ha sido considerado prudente por los expertos, con el énfasis puesto más en no perjudicar demasiado la fuerza laboral vinculada a las actividades militares que en preparar una verdadera reforma del Ejército a largo plazo.

Esto hace que se mantengan todos los programas de armas de anteriores administraciones, incluidos el del avión de transporte C-17 y de la polémica guerra de las galaxias, aunque, respecto a este último, el secretario de Defensa, Les Aspin, informó el pasado viernes al presentar su proyecto que será adaptado a las nuevas necesidades de seguridad que afronta Estados Unidos.

El programa del avión C-17, uno de los más caros en la actualidad, ha sido siempre duramente criticado por el Congreso, pero Clinton lo defiende como una fórmula para dar mayor movilidad a las Fuerzas Armadas y garantizar la intervención rápida de tropas norteamericanas en un lugar lejano en el que pueda estallar un conflicto imprevisto.

Este presupuesto ha sido elaborado atendiendo a los siguientes focos potenciales de conflicto:

- Las guerras regionales.

- La proliferación nuclear en países del Tercer Mundo.

- La inestabilidad política en Rusia.

- Los problemas de la economía internacional.

Con esos criterios, el presupuesto proyecta un ahorro de cerca de 90.000 millones de dólares sobre lo previsto por George Bush para 1997. En ese año, este Gobierno quiere que el gasto militar sea de 246.000 millones de dólares, 21.000 millones de dólares menos que lo previsto para 1994, que son 263.000 millones.

El recorte del presupuesto de este año afecta sobre todo al número de soldados. Habrá un recorte de 100.000 hombres. Las Fuerzas Armadas norteamericanas de 1994 estarán formadas por 1.620.600 soldados y oficiales, distribuidos de la siguiente manera:

- Ejército: 540.000.

- Marina: 480.800.

- Aviación: 425.700.

- Marines: 174. 100.

Este recorte exige la eliminación de dos divisiones del Ejército (que se queda con 12), 30 buques de la flota norteamericana (que se queda con 413), dos portaaviones (que quedan en 12) y cuatro alas de la Fuerza Aérea (que se queda con 24).

La reducción del número de hombres afecta de forma considerable a la presencia militar norteamericana en Europa, que llegó a ser de 325.000 hombres en 1989, antes de la caída del muro de Berlín. En la actualidad, el número de soldados asignados a la OTAN es de 165.000.

Un portavoz norteamericano anunció el lunes en Bruselas que esa cifra sería reducida a 150.000 en el primer año, hasta dejarla en 100.000 en 1997. Una de las dos alas de combate que se eliminan de la Fuerza Aérea procede de Europa.

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