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"En Hollywood uno vale lo que su última película", según el cineasta Neil Jordan

El director irlandés triunfa en Estados Unidos con 'Juego de lágrimas'

David Trueba

Neil Jordan es, sin lugar a dudas, el triunfador de la temporada cinematográfica que terminará el lunes con la entrega de los Oscar de Hollywood. Este director irlandés ha resucitado para el cine con mayúsculas gracias a la que se ha convertido en la película del año: Juego de lágrimas (The crying game) que hoy se estrena en España. "Lo que está pasando no acaba de convencerme", reflexiona Neil Jordan. "En Hollywood uno vale lo que su última película. Así que en la siguiente puede ocurrir cualquier cosa. Esto me reafirma en mí opinión: hay que pelearse por hacer la película que quieres, (le este modo, si fracasas, al menos tú eres el responsable".

Neil Jordan ofrece el aspecto de alguien recién levantado. Pelo revuelto, barba de dos días, la camisa a medio abrochar. Su mirada evita la luz y habla entrecortadamente. Lo que en principio aparenta ser las secuelas de, una mala noche, acaba por confirmarse como su aspecto habitual.The crying game es una modesta película irlandesa que se ha convertido en un éxito de taquilla en Estados Unidos, respaldada por seis nominaciones al Oscar. Lleva recaudados 40 millones de dólares, cifra extraordinaria si se tiene en cuenta que su coste no llegó a los 4 millones de dólares. "Yo soy el primer sorprendido del éxito confiesa Neil Jordan, "cuando buscábamos financiación entre distribuidores americanos había una unanimidad absoluta: nad¡e quería participar en la película. Para unos era detestable. Para otros, anticomercial. Conseguimos ponerla en pie gracias a pequeñas participaciones personales y ventas a vanos países europeos, ¡ncluido España".

Pero el éxito de The cry¡ng game, película basada en un cuento que el propio Jordan escribió en 1983, va más allá del mero acierto creativo. La cinta se ha convertido en un fenómeno social. La campaña publicitaria, incluso la crítica, insistía en que no se revelara el secreto de la película y casi nadie lo hizo. Sin embargo, tras la nominación al Oscar al mejor actor secundario de Jaye Davidson, que interpreta el papel de transexual novia de un soldado británico, el público sigue llenando las salas donde se proyecta. "La razón por la que ocultamos ese giro argumental", comenta Jordan, "no es solamente para que se mantuviera la sorpresa a mitad de película. Comprendí que en un país tan homofóbico como es EE UU si ofreces una película donde se cuenta una historia de amor con algún componente homosexual, puedes despedirte del gran público".

El tema recurrente de casi todas las películas de Jordan es alguien enamorado de quien no debe. En The cry¡ng game, cuya trama se nutre de un componente sexual, racial y político, se trata de un militante del IRA que visita a la novia de un soldado británico al que mantuvo secuestrado y cuya muerte, presenció. "Es algo inconsciente, pero supongo que me atrae esa idea de enfrentar a alguien con lo imposible, convertir ese amor en obsesión".

Para este irlandés de 43 años, que logró el éxito internacional con su thriller Mona Lisa, el cine americano siempre ha sido un referente al mismo tiempo que un sueño. "Hay un tipo de películas que sólo puedes hacer aquí, en Hollywood. Lo que ocurre es que se han cerrado demasiado sobre sí mismos. El cine siempre debe contaminarse de gente de otros medios. En los años dorados de HoUywood las películas se nutrían constantemente de periodistas, gente de teatro, que aportaba una luz innovadora. Ahora gran parte del producto cinematográfico responde a fórmulas preconcebidas. Ahí es donde los cineastas independientes y europeos deben encontrar su sitio: hacer las películas que los estudios no son capaces de hacer".

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