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La alta temperatura del verano antártico la ha sorprendido a los 9 científicos españoles

El verano antártico también ha sido anormal este año, con temperaturas excepcionalmente altas. Así lo contaron ayer varios de los 78 investigadores que han participado durante cuatro meses en la sexta campaña española en la Antártida y que regresaron el domingo. "Durante el verano austral (de diciembre a marzo), la atmósfera ha presentado en la Antártida un estado especialmente caliente, que no se corresponde con los 62º de latitud sur en que está situada la base española, sino con una latitud media de 40º a 50º (la correspondiente al sur de Buenos Aires)", dijo el meteorólogo Juan María Cisneros, uno de los jefes de campaña de la expedición, que señaló que tal calentamiento posiblemente se deba a las sustancias lanzadas a la atmósfera por la erupción del volcán filipino Pinatubo.El Polo Sur ha registrado temperaturas maximas y mínimas de 1º C bajo cero, cuan do otros años han bajado hasta los 10ºC bajo cero. Además, no ha habido apenas viento y el deshielo ha sido casi permanente. Cisneros y su equipo han confirmado que la capa de ozono sobre la Antártida está perdiendo grosor con un ritmo de "algo menos de un 1% anual".

En latitudes medias, como la española, los expertos señalan que en los últimos años también se está produciendo una pérdida de esta capa del 0,8% por año.

Estructuras desconocidas

"Hemos tenido un año excepcionalmente distinto", dijo Josefina Castellví, directora del programa antártico de investigación y jefa de la base española Juan Carlos I, abierta desde 1987 en la isla de Livingston, en el archipiélago de las Shefiand del Sur. "El gran deshielo ha puesto a la vista estructuras hasta ahora desconocidas, que han permitido desarrollar estudios de geología muy interesantes".

Castellví, que dijo que éste ha sido el último año que viaja a la Antártida y que dejará de ser jefa de la base, confirmó "que estamos en un momento de regresión de los glaciares, de longitud, y probablemente de espesor".

Esta sexta campaña española en la Antártida ha tenido un presupuesto de 220 millones de pesetas para 11 estudios científicos y ha contado, entre otros organismos, con la participación de siete institutos del Consejo Superior de Investigaciones Científicas, ocho universidades, seis instituciones extranjeras y, por segundo año, del buque oceanográfico Hespérides.

Entre las investigaciones llevadas a cabo figuran el estudio hidrodinámico del estrecho de Bransfield y el seguimiento de las estrategias de reproducción de los pingüinos, que han sido especialmente prolíficos este año, dada la abundancia de krill que les sirve de alimento.

Asociaciones ecologistas, de consumidores y sindicatos formarán parte del Consejo Asesor de Medio Ambiente, cuya creación anunció ayer el ministro de Obras Públicas y Transportes, José Borrell- EL PAÍS

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