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El 50% de los niños nacidos con menos de 1.500 gramos sufre secuelas neurológicas

Milagros Pérez Oliva

Una parte importante de los niños que nacen con un peso inferior a 1.500 gramos sufre secuelas neurológicas de distinta gravedad que acaban. afectando a su rendimiento intelectual. Entre el 25% y el 50% de estos niños presenta trastornos intelectivos que originan fracaso escolar, y entre el 5% y el 15% sufre lesiones cerebrales más severas, que se traducen en deficiencias psíquicas y motoras importantes, según indican los datos aportados por Joseph J. Volpe -profesor de Neurología de la Harvard Medical School, de Boston (Estados Unidos)- a las III Jornadas sobre Pediatría del Desarrollo, organizadas en Barcelona por la Fundación Anne.

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El profesor Volpe, que expuso a los especialistas los descubrimientos más recientes sobre las lesiones cerebrales en neonatos, destacó la importancia de determinar, mediante ecografía y otras técnicas de diagnóstico, la naturaleza y alcance de las lesiones neuronales que sufre el niño prematuro.Volpe señaló, además, la importancia de hacerlo en la fase más temprana posible, puesto que una intervención a tiempo puede reducir la extensión de la lesión en el cerebro y, en consecuencia, las secuelas intelectivas y motrices derivadas de ella.

Una parte de estas secuelas, sobre todo en afectaciones menos severas, no ofrece síntomas aparentes hasta que el niño presenta trastornos psicomotrices o de lenguaje.

Supervivencia

De ahí la importancia de un diagnóstico precoz y también de un control neurológico continuado, pues, aunque la zona cerebral dañada no puede regenerarse, sí es posible compensar las deficiencias con una mayor estimulación de las zonas próximas, según coincidieron en indicar los neuropediatras Emilio Fernández Álvarez, coordinador de las jornadas y jefe del servicio de neuropediatría del hospital Sant Joan de Déu de Barcelona, y Jaume Campistol, de la unidad de desarrollo de la Fundación Anne, entidad sin ánimo de lucro creada en 1987 para ayudar a los niños con problemas de desarrollo."En los últimos años hemos avanzado mucho en el conomiento de los niños prematuros y se han conseguido altos porcentajes de supervivencia en pesos cada vez más reducidos", afirma Volpe."Ahora, por ejemplo, podemos conseguir con facilidad que sobreviva el 80% de los niños con menos de 1.000 gramos de peso e incluso un alto porcentaje de los que pesan menos de 800 gramos. El problema es que, por debajo de los 1.500 gramos, entre el 25% y el 50% sufre trastornos neurológicos que afectan de forma significativa a su capacidad intelectiva, de modo que la mitad de estos niños sufre algún grado de fracaso escolar", añade.

Por debajo de 500 gramos, la viabilidad del niño está seriamente comprometida. Entre 500 y 1.000 gramos se pueden lograr supervivencias con buena calidad cerebral en muchos casos. El pesó, sin embargo, no es el único indicador que tener en cuenta en los niños prematuros, pues el grado de maduración orgánica es un elemento esencial.

Con todo, a los especialistas que trabajan en las unidades neonatales se les presenta con frecuencia el problema ético de poder salvar la vida del niño, pero a un precio que tal vez éste, de poder elegir, consideraría excesivo. Porque la medici

na puede hacer sobrevivir a estos niños, pero no está en condiciones de conocer siquiera el alcance de las discapacidades que ese niño puede sufrir en el futuro.

El profesor Volpe afronta esta cuestión desde una perspectiva optimista. Él no ve la botella medio vacía, sino medio llena: "Las estadísticas que antes mencionaba indican también que la mitad de los niños con peso inferior a 1.500 gramos llegan a ser normales, y sólo un porcentaje inferior al 15% sufre lesiones cerebrales altamente incapacitantes. Ésta es una cuestión muy espinosa, pero para mí la elección es muy sencilla: entre tener un niño discapacitado y tener un niño muerto, prefiero tener un discapacitado porque las posibilidades de educación especial son hoy muy altas", afirma.

"En todo caso", añade, "cuando tenemos un niño con anomalías cerebrales severas y sabemos que si lo apoyamos con cuidados intensivos podemos conseguir que viva, hemosde plantearnos antes si va a ser capaz de sentir amor, afecto, si podrá establecer relaciones interactivas con otras personas. Si es así, adelante, aunque tenga el 50% de posibilidades de sufrir alguna anomalía, porque sabemos que tiene el 85% de probabilidades de que esa anomalía no le vaya a impedir tener funciones motoras e intelectivas suficientes".

La severidad de las secuelas futuras depende, en buena parte, de la rapidez de la intervención médica. "En una lesión cerebral, lo importante no es la edad del niño ni la causa de la lesión, que puede ser muy variada, sino la intensidad de la agresión. Y es muy importante atrapar la lesión en el primer momento para detener su extensión y localizarla en la mínima porción de cerebro posible".

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