El plan forestal invertirá 316.000 millones en triplicar el numero de hectáreas repobladas
El mayor plan de repoblación forestal de los últimos cincuenta años fue aprobado ayer por el Consejo de Ministros. El programa de ayudas para promover la plantación de árboles y arbustos asciende a 316.000 millones de pesetas para cinco años. El objetivo principal: recuperar el bosque permanente y autóctono (robles, hayas, encinas, alcornoques ... ) y restaurar la cobertura vegetal que frene el principal problema ambiental de España: la erosión del suelo. Últimamente se repoblaban con árboles unas 45.000 hectáreas por año. Ahora el Gobierno quiere casi triplicar esta cifra y pasar a 120.000 anuales.
Pedro Solbes, ministro de Agricultura, Pesca y Alimentación, dijo ayer que desde los años cincuenta no se había producido una apuesta tan fuerte por la repoblación forestal en España. Es la primera vez que se conceden subvenciones para el mantenimiento de los bosques y para animar a que los agricultores cambien pastos o cultivos por árboles.Organizaciones ecologistas y conservacionistas, expertos en erosión del suelo e investigadores universitarios venían alertando del desastre que supone para la península ibérica la constante pérdida de cobertura forestal. Según datos del ICONA, la superficie arbolada arrasada por el fuego ha estado en la última década en torno a las 100.000 hectáreas anuales; la reforestación, sin embargo, no llegaba a las 50.000.
Abandono de tierras
La Administración quiere ahora darle un vuelco a la perspectiva y quiere repoblar 600.000 hectáreas en los próximos cinco años. De ellas, unas 400.000 serán tierras ahora dedicadas a cultivos y que serán abandonadas, de acuerdo con las directrices de la Política Agrícola Común (PAC). Otras 150.000 hectáreas serán repobladas por el convenio del ICONA con las Comunidades Autónomas para luchar contra la erosión.
El decreto aprobado ayer es, en realidad, una especie de plantilla para canalizar todas las ayudas destinadas a repoblación forestal. La CE aportará 220.000 millones; y el resto el Ministerio de Agricultura y las Comunidades Autónomas.
Las ayudas van encaminadas a promocionar sobre todo que se planten especies frondosas autóctonas (roble, haya, castaño), cuyo periodo de crecimiento sobrepase los 18 años; su plantación recibe muchas más ayudas que la de coníferas. Eucaliptos y chopos tienen ayudas mínimas, por considerarse especies menos deseables y porque su aprovechamiento maderero ya las hace suficientemente rentables por sí solas. Las ayudas para repoblación oscilan entre las 120.000 pesetas por hectárea de eucalipto y las 440.000 pesetas de roble, haya, encina o quejigo. Las de mantenimiento llegan a las 36.000 pesetas anuales por hectárea durante cinco años; y las ayudas de compensación de renta (para los agricultores que abandonan cultivos para plantar árboles) alcanzan las 35.000 pesetas anuales por hectárea, durante 20 años. Para el mantenimiento y la compensación, un pino recibe la mitad que un roble, por ejemplo; y un eucalipto no obtiene nada.
Esta fuerte discriminación intenta, según Luis Atienza, secretario general de Estructuras Agrarias, recuperar el bosque autóctono, permanente y con gran variedad de especies: "Por primera vez se plantea un bosque a largo plazo".
Eduardo de Miguel, de la Coordinadora de Organizaciones para la Defensa Ambiental (CODA), que representa a 160 grupos ecologistas, critica que la CE y la Administración española sigan manteniendo las ayudas a la plantación de eucalipto, "cuando está suficientemente demostrado su daño".
La aplicación de estas ayudas debe hacerse a través de las Comunidades Autónomas.
En España hay actualmente 11 millones de hectáreas de bosque. Según Atienza, el 18% de la masa forestal española produce el 80% de las necesidades industriales de madera y papel; "y esta cifra no tiene por qué aumentar".
Las organizaciones agrarias no se mostraron ayer muy conformes. El coordinador general de COAG, José Luis González, declaró que hace falta compatibilizar estas ayudas con las jubilaciones anticipadas. El Centro Nacional de Jóvenes Agricultores, consideró insuficientes estas subvenciones. Desde la Escuela de Ingenieros de Montes de la Politécnica de Madrid se ha criticado. que el programa no haya sido sometido a exposición ni debate públicos.
Robles y eucaliptos
Entre las muchas funciones de un árbol o de un arbusto está la de fijar la tierra, y darle esplendor. Es decir, mantener su carácter fértil, evitar el continuo descarnamiento del agua de la lluvia que provoca su erosión y, en último extremo, su desertificación. El problema es grande. El 54% del territorio español sufre una erosión grave; y el 13% corre el riesgo de ser terreno baldío a corto plazo. Este mal del suelo afecta en particular al sur, a la cuenca mediterránea. y a las Islas Canarias. El plan forestal puesto ayer en marcha quiere atajarlo promocionando castaños y robles, en detrimento del eucalipto.Y es que las antipatías que genera este larguirucho árbol a su alrededor vienen de su poder para empobrecer el suelo sobre el que crece. Sus detractores explican que, originario de una geografía muy distinta a la ibérica -Australia-, cede al suelo, a través de las hojas caídas y las raíces, unos compuestos al que no están adaptadas las plantas autóctonas españolas, por lo que mata la posibilidad del sotobosque en condiciones. Además, es un gran consumidor de agua, con lo que deseca extraordinariamente los terrenos. Al no ser una planta frondosa, no detiene la caída de la lluvia y por lo tanto no frena la erosión de la tierra. Los pinos radiata e insigne tienen características similares, aunque menos acentuadas.
El eucalipto ha pagado su mala fama; y el plan forestal le discrimina claramente.
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