La fauna castiza

Una ardilla salta del árbol donde se agazapaba para abalanzarse rauda sobre una bolsa de patatas fritas que algún humano dejó sobre el césped amarillento. Vuelve a su rama con el botín mientras otra se acerca sigilosa por si su pariente le ofrece una parte. El cuadro puede contemplarse cualquier tarde en el céntrico parque del Retiro. Las actrices de la comedia son dos de las más de 225 castizas pelirrojas que comparten las zonas verdes de Madrid con deportistas y paseantes.Las ardillas son quizás los animales que despiertan más simpatía entre los que pueblan los parques de la ciudad. Los árboles del Retiro son el domicilio fijo de unas 105, según los datos del Ayuntamiento. Los jardineros rellenan regularmente sus comederos con frutos secos variados, pero ellas no hacen ascos a las golosinas. Las que corretean en la Casa de Campo (120) se buscan el sustento ellas mismas Bajo los balcones de las madrigueras arbóreas de estas últimas deambulan perdices, conejos y liebres.

Las boñigas de perro constituyen uno de los principales problemas de limpieza de la ciudad Las 27 máquinas para depositar los excrementos perrunos instaladas hace algo más de un año en Chamberí no acaban de solucionar el problema. Sin embargo, los responsables municipales muestran su optimismo al comprobar que los madrileños han utilizado 35.000 bolsitas para re coger las suciedades de sus canes y planean instalar otras 250 máquinas expendedoras en los próximos meses. No obstante, resulta difícil precisar si todas las bolsas se utilizaron para eso.

A pesar de los humos y los ruidos, en la ciudad viven diversas especies de aves que pocas personas sabrían reconocer Además de los pájaros típicos de los jardines -como estorninos, vencejos, golondrinas, herrerillos y gorriones-, en el parque del Oeste pasan el invierno aves tan poco frecuentes como los picos gordos.

Cigüeñas urbanas

Fernando Barrio, de la Sociedad Española de Ornitología, explica que hace 30 años todavía podían verse cigüeñas en el parque del Retiro. Pero la construcción de edificios cada vez más altos dificultó el vuelo de estas aves dentro de la ciudad y ahora sólo quedan dos parejas, en dos distritos: una en Villaverde y otra en Vallecas Villa.En el Retiro vive una pareja de cárabos; en la Casa de Campo, mochuelos y autillos, y en el monte de El Pardo vuelan especies de rapaces protegidas (buitre negro, águila imperial, cigüeña negra y grulla). A la vera del Manzanares se refugian del frío algunas garzas y colonias de gaviotas reidoras, un animal que normalmente pesca a la orilla del mar, pero que remonta el curso de los ríos huyendo de las tempestades invernales.

Entre la fauna permanente de las aguas de Madrid se encuentran alrededor de 500 patos (ánade común y azulones), 18 ocas y 15 cisnes. Recientemente, dos parejas de estos elegantes palmípedos han sido trasladadas al río para sustituir a otros que volaron en busca de aguas menos mansas. Los patos, a pesar de que los responsables de su cuidado aseguran que rellenan las tolvas con pienso dos veces a la semana, son muy voraces y algunos están demasiado gordos gracias a los gusanitos y otras chucherías que les lanzan desde la ribera los vecinos.Los peces que pueblan el río Manzanares -11.500, en su mayoría carpas y carpines- no son comestibles, y los aficionados que los pescan vuelven a soltarlos.

No es que la especie no sea apta para el consuo", puntualiza el biólogo Miguel Vicente, encargado del mantenimiento de la vida del Manzanares. "Las aguas son de procedencia doméstica y pueden estar contaminadas", comenta Vicente.

El pez sol y el pez gato, también abundantes en el río, son descendientes de los que algunos ciudadanos arrojaron al Manzanares. Culebras de agua, galápagos, cangrejos americanos y alguna rana completan el catálogo de animales acuáticos. En cuanto a las ratas, son muchas, y hay que vigilar su aumento (con cebos envenenados). Pueblan las cloacas y los descampados, pero no atacan al hombre. Sólo transmiten enfermedades si muerden o son tocadas.

El veterinario Miguel Fernández recomienda que los niños tengan animales y se acostumbren a valorar la naturaleza. "Pero no todos son adecuados para un niño", puntualiza. "A veces la gente compra bichos raros sin saber nada sobre ellos y eso es un problema", comenta. "Habría que examinar a la gente que quiere tener un animal igual que se requieren conocimientos para conducir un coche".