Don Juan supera nuevas crisis, aunque su estado de salud continúa siendo "de extrema gravedad"
Tras pasar una noche difícil, durante la cual superó momentos muy críticos, el conde de Barcelona permaneció ayer sedado y en situación estable ("gravedad extrema"). El comunicado ofrecido a mediodía por la Casa Real indicaba que el paciente superó irregularidades hemodinámicas (alteraciones de la presión arterial) y que pudo ser controlado el acceso febril que presentó desde última hora del miércoles. A las 22.00 horas de ayer, la portavoz de la Casa del Rey aseguró que el estado de salud de don Juan no había experimentado cambios. Pocos minutos después, los miembros de la familia real desplazados a Pamplona abandonaron la clínica.
Don Juan de Borbón está resistiendo los últimos ataques de su enfermedad con una fortaleza que es comentada con admiración en todos los ámbitos. Su estado a las diez de la noche del miércoles era extraordinariamente preocupante.-Había sufrido dos crisis de bradicardia (descenso de la frecuencia cardiaca) que fueron Calificados por los médicos de "bruscas e intensas". Apareció también la fiebre y esta situación obligó a los Reyes. y demás miembros de la familia real a permanecer en la clínica junto al conde hasta casi la medianoche. Comenzó entonces la más larga y tensa vigilia de los informadores ante la impresión general de que en cualquier momento de la madrugada la familia de don Juan sería llamada de nuevo a la clínica.
"Quiero dejar bien claro cuáles son las razones por las cuales don Juan de Borbón será enterrado en la basílica de El Escorial", dijo ayer la portavoz de la Casa del Rey. Citó estas tres: "Familiares, porque allí están enterrados su padre, el rey Alfonso XIII, y su madre, la reina Victoria Eugenia; por los servicios que don Juan ha prestado a España; y por su posición dinástica".
De esta forma tajante respondió ayer Asunción Valdés a una pregunta acerca de posibles divergencias -"no me consta que las haya habido", aseguró-, sobre dónde habrán de reposar los restos mortales de don Juan, si en el monasterio de Poblet, en la provincia de Tarragona, o en El Escorial, en las proximidades de Madrid.
Aunque ahí terminó toda explicación, lo cierto es que esta historia viene de lejos, desde que don Juan comentó en el año 198 3 que era su voluntad ser sepultado a su muerte en el panteón de Poblet (Tarragona).
El desconocimiento de los motivos de su cambio de actitud ha originado especulaciones y puesto en circulación versiones diversas. Una de ellas los buscaba en la inquietud por el peligro de disgregación de España que don Juan expresó en SUS últimas declaraciones públicas. Esta interpretación, que ha molestado claramente al entorno de La Zarzuela, es la que indirectamente desmentían ayer las palabras de la portavoz.
Decisión de don Juan Carlos
Fuentes muy autorizadas abundan en este mentís y afirman que la decisión, que corresponde al Rey, fue adoptada hace ya tiempo. Don Juan Carlos comunicó entonces a su padre el deseo de enterrarlo en el mismo panteón -el de los Reyes- en el que don Juan depositó los restos del suyo, el rey Alfonso XIII, fallecido en Roma en 1941.Con esta decisión, el Rey quiso rendir homenaje a don Juan, otorgándole la dignidad póstuma de ser sepultado junto a los Reyes de España. Al haber renunciado en favor de su hijo a los derechos dinásticos, a don Juan le correspondían en puridad ser enterrado en el panteón de infantes, de rango inferior.
Esta perspectiva, que no era de su agrado, impulsó a don Juan a disponer en 1983 que su cadáver -así como el de su. esposa, doña María de las Mercedes- recibieran sepultura en el Real Monasterio de Poblet, el cenobio cisterciense donde se encuentran las tumbas de los condes de Barcelona y Reyes de la Corona de Aragón y que inspiró a Felipe II la construcción de El Escorial.
Algunos juanistas catalanes sugirieron al conde la elección de Poblet. En aquellos medios se consideraba poco menos que una ofensa, y en cualquier caso una injusticia, que el hombre que permitió, en opinión de sus partidarios, la transmisión de la legitimidad monárquica al renunciar generosamente a la condición de Rey de España, pasara a la historia en el Panteón de los Infantes.
La solución de Poblet la avalaban argumentos históricos y políticos: cumplía con la tradición porque no todos los condes de Barcelona fueron reyes; consolidaba un vínculo más entre la Corona y Cataluña; y realzaba el rango histórico de don Juan, cuya figura mantenía así una tradición antiquísima y entroncaba con la de Ramón Berenguer IV (1131-1162), el último conde de Barcelona que no fue rey, o si se prefiere con Juan 11 (1458-1479), el último conde y rey enterrado en el panteón. Precisamente don Juan habría reinado, de haberlo hecho, con el nombre de Juan III.
Todos estos planteamientos, y a pesar de que las tumbas de los condes han sido ya excavadas en el monasterio de Poblet, se vieron superados cuando don Juan Carlos decidió honrar la memoria de su padre dándole cabida en el Panteón de Reyes de El Escorial.
Los orígenes del condado de Barcelona, cuyo titular será el rey Juan Carlos tras el fallecimiento de su padre, se remontan hasta el siglo IX, en tiempos de Wifredo el Velloso, primer conde independiente de Cataluña.
Antiguo título
Desde el siglo XII, cuando Alfonso II fue rey de la confederación catalano-aragonesa, el título de conde de Barcelona es inherente a la condición de Rey.Lo han ostentado desde entonces todos los reyes de la Corona de Aragón y, después de Fernando el Católico, todos los Reyes de España.
En el monasterio catalán reposan los restos de un total de 11 soberanos, entre ellos Jaime I el Conquistador, y en la basílica castellana, los de 13 reyes de España de las casas reales de las dinastías de Austria y de Borbón, desde Carlos 1 hasta Alfonso XIII, padre de don Juan.
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