Frank Lacy, omnÍvoro musical
Frank Lacy se ajusta exactamente a la descripción del omnívoro musical. Formado en una época de indefinición estética, con extremos plagados de fusiones a menudo imposibles y revisiones del pasado con frecuencia estériles, ha conseguido imponer su criterio en gran parte gracias a sus colaboraciones con líderes de exigencias y gustos tan dispares como Art Blakey, Carla Bley o Lester Bowie, por poner sólo tres ejemplos.No hay situación que le resulte extraña, ni la que requiere el toque preciso del especialista ni la que se esponja con la aportación libre y espontánea. Atraviesa con la misma confianza los enrevesados pasajes del bop, los espacios marcadamente simétricos y los terrenos del expresionismo más imprevisible.
Frank Lacy Trio
Frank Lacy (trombón y fliscorno),Javier Colina (contrabajo) y Greg Bandy (batería y voz). Café Populart. Madrid. 8, 9 y 10 de marzo.
De la suma de todas sus capacidades se obtendría una cifra tan alta que, bien administrada, daría de sobra para configurar distintos músicos, incluso de características casi antagónicas. Sobra decir que Frank Lacy es uno de los mejores trombonistas de la actualidad.
Ha sido todo un lujo tener cerca durante tres días a este inclasificable talento en la cálida intimidad de un pequeño local madrileño. Allí, Frank Lacy ha revivido las sensaciones que dejó en su última visita a la ciudad: ha vuelto a regalar generosamente su vitalidad contagiosa, su swing torrencial, su variedad de estrategias, su amplia gama de recursos y, sobre todo, su gran habilidad para hacer del jazz una fiesta.
Ecos de los pioneros
De paso, ha recordado la absoluta vigencia de una forma de tocar el trombón a la que el olvidado Roswell Rudd dio forma e identidad en los primeros años sesenta.Es un estilo hospitalario con los ecos de los pioneros de Nueva Orleans, con el aire optimista de las fanfarrias, con el quejido del blues y con cualquier elemento enriquecedor, incluido el sentido del humor, quizá no siempre evidente, pero continuamente presentido.
Lacy, muy bien acompañado por uno de nuestros mejores contrabajistas, el navarro Javier Colina, y algo acosado por el inefable batería Greg Bandy, ha podido tomarse los minutos necesarios para expresar lo que tantas veces se ha visto obligado a contar precipitadamente en sus papeles secundarios.
Los resultados han aclarado que es músico respaldado por un concepto propio y que no necesita recurrir a nuevas composiciones para saberse y mostrarse innovador. Clásicos tan frecuentados como Autumn leaves, Nardis o In a sentimental mod también son buenos vehículos para lucir la originalidad, si se tiene, claro.
Babelia
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.