La facilidad de Ponce
La fortuna favoreció a Enrique Ponce, pues le concedió los dos únicos toros manejables del pobre encierro que Atanasio Fernández envió a la toledana Esquivias. El torero, de cuna valenciana y de crianza en tierras de Jaén, aprovechó las embestidas de los bureles con su reconocida facilidad para acoplarse a los cornúpetas, con variedad y airosas maneras.Al primero de su lote lo toreó Ponce por derechazos con gusto. Unas veces remataba las series con pases de pecho y otras se cambiaba de mano y engarzaba con un pase de pecho de estético trazo. Le tropezó la muleta en alguna ocasión, sí, pero también supo templar sin agobios a su noble torito. Mató Ponce con decisión y, tras rodar el toro sin puntillla, sus dos orejas volaron a las manos del diestro.
Fernández / Ortega, Lozano, Ponce
Toros de Atanasio Fernández, desigualmente presentados; los tres primeros, chicos y cómodos; los tres últimos, mejor presentados; 1º, 2º y 6º sospechosos de pitones, mansos y de juego pobre.Ortega Cano: toro apuntillado sin entrar a matar (pitos); estocada (oreja). Fernando Lozano: pinchazo hondo y estocada caída (silencio); tres pinchazos y estocada caída (silencio). Enrique Ponce: estocada perdiendo la muleta (dos orejas); estocada casi entera y tres descabellos (oreja). Salió a hombros. Plaza de Esquivias. 6 de marzo. Tres cuartos de entrada.
Al sexto, Ponce le hizo una faena que conectó con el tendido enseguida. El toro se arrancaba de lejos y repetía con brío. Y el torero le aplicó tandas en redondo que gustaron al público. Probó con la izquierda y dibujó un buen natural, sólo uno, pues el toro al siguiente se quedaba corto. Volvió a la mano diestra y comprobó que al de Atanasio le gustaba la zapatilla. Se mostró ,torero de recursos: con ayudados por bajo y trincherillas cumplió su papel y convenció. La banda de música tocaba el popular Nerja, y el solo de trompeta característico del pasodoble fue jaleado con fuerza. Cuando la faena concluía, Ponce dibujó un abaniqueo con la mano izquierda que remató con marchosería.
Torero de recursos
Ortega Cano, al invalidísimo primero no pudo ni matarle. Lo tuvo que apuntillar su subalterno en la arena, después de no sé cuantas vergonzantes caídas. Fue más que lamentable. Luego, en el cuarto, Ortega Cano se justificó, exprimió al toro que se negaba a embestir, se descaró en tablas. Allí ganó la pelea al mansazo, y como mató de una buena . estocada, cortó su oreja de la :honra, torera, por supuesto. Fernando Lozano cumplió con voluntad. Al flojo tercero lo ahogó una miaja, aunque siempre intentó templarlo. Lo malo era que la fuerza y la bravura la :ponía la banda de música: el torito las había metido vete a saber :dónde. Al quinto, Lozano le expuso en tablas con valor y le robó algún natural o derechazo, que no fue recibido por el respetable del tendido con ecuanimidad. Cosas que suceden.
Babelia
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