Como tradicional tierra
de paso, en La Rioja estamos acostumbrados a recibir a viajeros de variado pelaje. En los últimos anos, esta tierra ha experimentado una creciente y silenciosa invasión de vascos, que llegan huyendo del ruido de la Goma 2 o de la amenaza del tiro en la nuca.Vienen con su especial cráneo, su lengua, sus ocho o más apellidos euskéricos y, por supuesto, con su rhesus intacto. Aquí se establecen; unos encuentran trabajo, otros emplean sus ahorros en poner un negocio. Los riojanos les acogemos con simpatía, conscientes del drama que les hace huir de su tierra.
Sabemos que son rhesus de fuera, pero nadie se lo reprocha. Tampoco les exigimos ningún
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