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Del Rayo y otras aventuras

Las empresas de Rumasa han corrido una suerte dispar, mientras el empleo que ofrecían ha sufrido un fuerte recorte

La decisión económica más compleja del Gobierno socialista parece estar en el baúl de los recuerdos diez años más tarde. Atrás han quedado 215 ventas, 565 fusiones, absorciones o disoluciones y casi 700.000 millones de pesetas invertidos en saneamientos. ¿Resultados? Hay ejemplos para todos los gustos. La mayor parte de las empresas fueron prácticamente regaladas -"estaban casi todas en quiebra técnica", coinciden casi todos los que han intervenido en la reprivatización-, y de ellas muchas sobreviven con holgura, otras con problemas y algunas han llegado a la quiebra.

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De todos, los que recuerdan los diez años con más amargura son los sindicatos. "Ha desaparecido un 20% de los 48.000 puestos de trabajo, aunque sabemos que la expropiación era necesaria".

Cuentan que cada victoria del Rayo Vallecano se celebra con viandas y bebidas de las nuevas empresas del ex presidente de Rumasa, José María Ruiz-Mateos. Esta mera anécdota, unida al hecho de que varios de sus colaboradores ocupan o han ocupado puestos directivos de las compañías reprivatizadas, abona la tesis de que la sombra de la abeja merodea por sus antiguos dominios.En realidad, esa sombra ha revoloteado sobre todo el tenso y denso proceso de reprivatización. A lo largo de los últimos diez años, el Estado ha manejado un total de 781 de las empresas que pendían de Rumasa. De ellas, vendió 215 y fusionó o disolvió 565. La única que queda, Rumasa, SA, es la encargada de vigilar los flecos pendientes.

Junto a las frías cifras subyace, sin embargo, un intenso debate. Nadie pone en duda, excepto Ruiz-Mateos, que había que intervenir. Lo que no goza de esa unanimidad es el proceso reprivatizador en sí y sus resultados.

El primer eje de la discusión es la aportación global del Estado a la enorme operación de saneamiento emprendida. El balance de Rumasa, vigilado día a día por Félix Diez Burgos y Juan Talavero, es claro al respecto: 677.000 millones de pesetas. El Estado aportó fondos en dos ocasiones: 440.000 millones de pesetas en 1984 y 299.500 millones en 1989. Por contra, Rumasa reintegró 40.000 millones en 1984 y 22.000 en julio del año pasado. No obstante, la oposición, los sindicatos y algún que otro experto elevan esta cifra hasta 800.000 millones de pesetas, e incluso hasta el billón. Dejando a un lado esta discusión, la pregunta que surge de manera inmediata es: ¿fue correcto el proceso de reprivatización?

Las opiniones son contrapuestas. La Administración ofrece un trabajo recopilado en 40 millones de documentos y asegura que todas las concesiones se realizaron a la mejor oferta "y sin que hubiera la más mínima presión del Gobierno", asegura diez años después Javier del Moral, ex director general de Patrimomio, la persona sobre la que recayó la fase más intensa de la reprivatización.

Pérdida de empleos .

Por contra, la oposición y los sindicatos se quejan de falta de transparencia, y apuntan posibles irregularidades, ''aunque nunca hemos tenido pruebas". El balance más ácido lo hacen las centrales. Mariano Díaz, el hombre de CC OO que siguió el proceso, advierte que el empleo ha sido la gran víctima. "En estos diez años se ha perdido un 20% de los 48.000 puestos de trabajo", asegura, aunque matiza que muchos de ellos se perdieron después de la reprivatización.

En el hoy de las empresas que en su día formaron Rumasa hay ejemplos de todo tipo. Compañías saneadas se entremezclan con las que han renqueado o con las que no han tenido más remedio que quebrar (Marcol, Mata Meneses o Mafriesa).

Galerías Preciados. La última gran adquisición de Ruiz-Mateos. Tras la expropiación, el Estado tardó mucho tiempo en encontrar comprador, por una sencilla razón: la pérdida anual media de Galerías rondaba los 9.000 millones, algo que había provocado serios problemas a Pepín Fernández:-su fundador-, al Banco Urquijo y al propio Ruiz-Mateos. Después de muchos noes -entre ellos el de El Corte Inglés-, un grupo venezolano, Cisneros, se hizo con los grandes almacenes por 1.500 millones de pesetas. La maldición de los 9.000 millones también cayó sobre el Grupo Cisneros, que vendió tres años después, justo cuando se cumplió el compromiso de no traspasar las acciones. El nuevo comprador, el británico -Grupo Mountleigh, pagó un precio sorprendente: 30.000 millones de pesetas. Un precio que algunos no creen. Son los que opinan que la operación se saldó con un pago de 3.000 millones y la cesión de unos terrenos rústicos que nunca se recalificaron en las afueras de Londres. Sea como fuere, lo evidente es que Mountleigh tampoco consiguió rentabilizar Galerías. Los nuevos compradores y actuales propietarios, desde finales de 1992, son un grupo de ejecutivos encabezados por Fernando Sada, Justo López Tello y Santiago Mollinedo. Uno de ellos, López Tello, estuvo en el equipo directivo de Ruiz-Mateos en Galerías y es accionista de otra de las empresas reprivatizadas, Mantequerías Leonesas. En un primer momento se especuló con la posibilidad de que Ruiz-Mateos estuviera tras esta compra, extremo desmentido tanto por los nuevos propietarios como por el ex presidente de Rumasa.

Hispano Alemana. "De todos los errores que cometimos en el proceso reprivatizador, el de Hispano Alemana fue el mayor", confiesa Javier del Moral. La regla de oro de la reprivatización era dejar cada empresa en manos españolas, que además conocieran el sector. Por ello, el Estado pidió ayuda a las grandes constructoras. Utilizando a SEOPAN como hilo conductor, Ferrovial pareció interesarse por Hispano Alemana. Tras varias reuniones, la empresa que preside Rafael del Pino presentó su oferta. Una oferta considerada en aquel momento inaceptable por Patrimonio. "Desconocíamos totalmente el sector. He de reconocer que siempre nos arrepentimos de haberla rechazado", resume el ex director general de Patromonio. Efectivamente, esta fallida operación se tradujo en un lento y constante deterioro de Hispano Alemana. Por fin, la solución apareció de la mano de un grupo estadounidense desconocido, Transworld Construction, que desembolsó unos mil millones. Posteriormente, la historia de Hispano Alemana ha seguido muy agitada. Se unió, tras superar con ayudas públicas serias dificultades, con Huarte, y consolidó su posición con la entrada en su capital de Fiat. Ahora se encuentra en una batalla que la puede convertir definitivamente en una empresa puntera del sector, si fragua la intención de Fiat de unirla con Lain.

Marcol. Es la historia de la quiebra anunciada. Cuando se reprivatizó ya estaba al borde del abismo. Sin embargo, el grupo Gestión y Desarrollo Empresarial la adquirió por 378.000 pesetas, es decir., una peseta por acción y la asunción de pasivos por valor de 3. 100 millones. La crítica situación estalló en junio de 1990, cuando el Juzgado de Primera Instancia número 1 de Valencia dictó auto de quiebra a petición de Grupo de Riesgos. Aquí también se especuló con la presencia de Ruiz-Mateos, puesto que uno de los accionistas de la Marcol reprivatizada era Joaquín Yvancos, abogado vinculado al ex presidente de Rumasa.

Loswe. La reprivatización de Loewe fue una de las más controvertidas, además de por los rumores de intervención de intermediarios famosos, por dos factores fundamentales: fue vendida a una oferta económicamente menor y en el diseño inicial del grupo vencedor aparecía Francisco Javier Palazón, que en esos momentos estaba siendo investigado por una presunta evasión de capitales. La explicación de entonces y la de ahora es que la oferta triunfadora -Grupo Urvois- era de mayoría de capital español -un 57%-, lo cual le daba prioridad a pesar de que su oferta era ligeramente inferior. Además, la oferta de Palazón fue retirada tras una investigación del por entonces juez de Delitos Monetarios, Luis Lerga. En la actualidad, Loewe continúa en idénticas manos.

Grupo de vinos., Tras la reprivatización, las bodegas de jerez quedaron en manos de Harveys of Bristol por cerca de 3.000 millones de pesetas. Las de rioja pasaron a Marcos Eguizábal, con excepción de Bodegas Berberana, adquirida por un grupo de cooperativas de La Rioja. La situación actual es casi la misma. Berberana cuenta ahora con la participación de Cofir.

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