Los serbios retienen un convoy con ayuda para los musulmanes bosnios de Cerska

Un convoy humanitario del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR) fue retenido ayer en la frontera entre Serbia y Bosnia. El convoy -integrado por 10 camiones con 90 toneladas de raciones alimenticias, harina, cereales y medicamentos- salió el domingo de Belgrado para llevar suministros al hambriento enclave musulmán de Cerska (Este de Bosnia), pero los irregulares serbios impidieron el paso con el argumento de que no tenían autorización de sus jefes para dejarlo pasar.El Gobierno bosnio y los líderes serbios, a propuesta de la ONU, habían acordado previamente un alto el fuego precisamente para permitir el paso de los camiones a través de las líneas defensivas serbias. Sin embargo, la zona del Este bosnio sufrió ayer violentos combates entre serbios y musulmanes, en particular alrededor de Bratunac, precisamente en la ruta que debe seguir el convoy de Cerska.

Los funcionarios de la ONU intentaban anoche negociar un acuerdo para facilitar el acceso del convoy a Cerska, en donde el ACNUR calcula que unos 25.000 musulmanes están muriendo de hambre. Además de este grupo, decenas de miles de musulmanes están en la misma situación en el este de Bosnia-Herzegovina, atrapados en sus poblaciones por la guerra civil que estalló en abril del año pasado. Si el convoy consigue alcanzar su destino, el ACNUR tiene previsto enviar otro en los próximos días.

Ataques contra Sarajevo

Sarajevo, cubierta estos días por la nieve, sufrió ayer ataques de mortero y artillería serbios, a veces a ritmo de un proyectil por minuto, en los suburbios de Stup y Azici (bajo control del Gobierno bosnio), al oeste de la estratégica autopista que conduce al aeropuerto de la capital bosnia.

Los ataques contra Stup y Azici son aparentemente una respuesta a lo que los funcionarios de las Naciones Unidas y los irregulares serbios califican de importante ofensiva bosnia contra llidza, bajo control serbio y situada entre el aeropuerto y Stup.

Por otro lado, Geraldine Ferraro, representante de Estados Unidos en la Comisión de Derechos Humanos de las Naciones Unidas, reunida en Ginebra, dijo ayer que su país quiere que los culpables de violaciones en Bosnia-Herzegovina sean juzgados por un tribunal internacional de guerra y que como norma general la violación sea reconocida como un crimen de guerra. Añadió que EE UU usará de toda su influencia para conseguir estos objetivos.

El despliegue de un batallón nórdico de cascos azules en Macedonia, integrado por 700 soldados, fue completado ayer con la llegada a Skopje de 170 cascos azules finlandeses. El despliegue en esta antigua república yugoslava fue decidido el pasado 11 de diciembre por el Consejo de Seguridad de la ONU.