México huele a "destape"
Salinas dedicará este año a preparar a elección de su sucesor en la presidencia
El presidente Carlos Salinas de Gortari -que ha participado en Caracas en una cumbre regional y acaba de firmar siete acuerdos de cooperación con Nicaragua- ha aplazado todos su compromisos en el exterior. Le vienen encima meses que le obligan a estar dentro de casa. Antes de fin de año debe salir, según las leyes no escritas de la política mexicana, el tapado del Partido Revolucionario Institucional (PRI) que aspira a sucederle. México huele ya a sucesión.
Las elecciones mexicanas, unas de las más apasionadas de América Latina, se celebrarán en el verano de 1994. Falta aún mucho, pero ya en México es tiempo de prisas. El tapado, término con el que se conoce a quien espera gobernar este país hasta el año 2000, necesita al menos siete u ocho meses para foguearse y entrar en contacto caliente con el electorado. Históricamente ha sido un contratiempo para los presidentes, cuyo último año de mandato se lo roba el candidato.La tradición es una asignatura clave para entender México. Pero Salinas está acabando con las tradiciones, y hoy los mexicanos, cuando miran hacia atrás y observan los cambios que se han producido en estos últimos cuatro años, empiezan a dudar de que la próxima sucesión se ajuste a la reglamentación clásica.
Pese a que formalmente el candidato del PRI debe salir seleccionado desde el partido, ha sido casi siempre el presidente de la República el que ha dejado colocado a su favorito. En esta ocasión, los cuatro aspirantes -Luis Donaldo Colosio, Manuel Camacho Solís, Pedro Aspe Armella y Ernesto Zedillo Ponce de León- son todos ellos hombres básicos del Gobierno y no representan más que una corriente: el salinismo.
Todos salinistas
Los cuatro amigos del presidente llevan ya algunos meses peleando, pero entre cuatro paredes, y no desde las diferentes esquinas del país. Ésta es la gran novedad. Salinas ha acabado con las corrientes dentro del PRI. La vieja guardia ha pasado a retiro. La limpieza tiene un objetivo: dar paso a gente joven, que sepa de economía más que de trucos y que continúe la reforma, más económica que política, que avanza sobre el país, especialmente enfocada al Tratado de Libre Comercio (TLC) con EE UU y Canadá.A Salinas no le preocupa que el futuro candidato pueda eclipsarle su último año de sexenio. A principios de 1994 quedará aprobado el TLC, y va a ser el primer presidente de México que gobierne el país ya en alianza comercial con Estados Unidos y Canadá, lo que le garantiza que lo olvidarán.
Una de las últimas espinas se la quitó recientemente al sustituir en la secretaría de Gobernación a Fernando Gutiérrez Barrios, uno de los pocos políticos de la vieja escuela que le quedaban en el Ejecutivo, por el gobernador de Chiapas, Patrocinio González Garrido, reconocido por su lealtad al presidente.
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