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¿Ocaso del socialismo?

¿Entrará en declive el socialismo democrático como consecuencia del final del comunismo en el Este? Ahora esta pregunta se plantea también en los países latinos, donde los partidos socialistas están en el poder. El caso Italiano es especialmente relevante, porque seguramente lo que se discute es su supervivencia. Y todo esto en medio de una extendida práctica de corrupción según la cual las empresas pagaban a los partidos porcentajes ' fijos calculados en base al valor de las obras públicas que les concedían. Eso conllevaba una selección de las empresas: las que no entraban en el juego de la corrupción quedaban excluidas de la carrera por las contratas. Todos los partidos participaban en el sistema, y especialmente la Democracia Cristiana; pero el Partido Socialista es el más involucrado, entre otras cosas porque el centro de las investigaciones es Milán, una fortaleza socialista.Pero, independientemente de estos hechos, el final del comunismo ha puesto en evidencia que el socialismo democrático era, en cierto modo, una vida paralela, casi un hermano siamés de] comunismo: el final de uno ha determinado la crisis del otro. En el Este, el final del comunismo está dando origen al surgimiento de partidos liberales y nacionalistas, incluso de tendencia etnocentrista; en ningún país del Este ha prevalecido el socialismo democrático. Precisamente los comunistas utilizaban esta palabra, socialismo, para definirse a sí mismos, y por eso los partidos socialdemócratas no se consideran diferentes a los de los regímenes derrotados. El propip sistema socialista, democrático o totalitarío, se basa en una confianza en. la acción del Estado y una cierta desconfianza en la acción de la sociedad civil. La crisis de los; regímenes comunistas ha beneficiado a la derecha en lugar de a la izquierda moderada. A menudo el nacionalismo ha puesto su bandera al servicio de la vuelta al poder de los dirigentes comunistas.

En los países occidentales, el modelo socialdemócrata ha entrado en crisis: suponía un modelo de desarrollo keynesiano, es decir, una fuerte intervención del Estado para mantener el empleo, lo que conducía a prácticas de economía dirigida, incluso en países como Suecia, donde no existía una industria estatal. Ahí, el modelo ha entrado en crisis debido a la universalización de la economía, que ya no permite la existencia de la socialdemocracia ni siquiera en un solo país. En este escenario, la libre circulación de los capitales y la consiguiente financierización de la economía han obligado a la socialdemocracia sueca a abandonar el Gobierno y a Suecia a solicitar su entrada en la Comunidad Europea.

De este modo, los dos factores principales de cambio de los años ochenta han jugado en contra de la posibilidad de una afirmación de la socialdemocracia en su territorio original, la Europa occidental.

Un tercer elemento; es la cuestión moral. ¿Por qué los socialistas democráticos son tan vulnerables en este punto? Se han definido como una propuesta de capitalismo con rostro humano, se han ofrecido como gestores de un sistema con el que no se identifican. Así, ha desaparecido el objetivo movilizador del socialismo como ideal, es decir, del Estado que pone en práctica condiciones reales de igualdad. Ha desaparecido la movilización moral de los socialistas y también su creatividad intelectual.

Hoy por hoy, es difícil decir en qué consiste el pensamiento socialista democrático o si tiene características propias. Como pensamiento, ha significado la introducción de la democracia en un régimen económico-social dirigido desde arriba y con fuertes estructuras cooperativas. No parece posible que estas condiciones puedan darse en la realidad; por otra parte, tienen como resultado una. reforma democrática de las ideas fundamentales del comunismo. En esta situación, la Pérdida de la identidad ideal conduce también á: la pérdida de la tensión moral. Eso no ha ocurrido en los partidos comunistas occidentales y tampoco en los qué han intentado reformarse siguiendo el modelo democrático, porque han mantenido el comunismo como tesis y la democracia como hipótesis. Es decir, han practicado la política de la doble verdad que, durante mucho tiempo, les ha permitido identificarse contextualmente como peregrinos de lo absoluto y como protagonistas de lo real y concreto.

El Partido Comunista Italiano ha sido el ejemplo más claro de este hecho, pero también los poscomunistas italianos han sido objeto de investigación por parte de los tribunales, aunque en mucha menor medida que los socialistas. Al final, los comunistas occidentales han tenido que elegir entre lo absoluto del comunismo y lo concreto del capitalismo y Ia democracia. Unos eligen ser una minoría motivada; otros, caer en la misma trayectoria que los socialismos democráticos tradicionales.

Con la caída del comunismo y con la socialdemocracia privada de la posibilidad de realizarse fuera del capitalismo, el socialismo parece destinado a iniciar su ocaso incluso como forma política. ¿Terminaría o cambiaría radicalmente la distinción entre derecha e izquierda?

En los tiempos del socialismo y del comunismo pensados y vívidos, la propiedad privada de los medios de producción era la clave de la diferencia: la división entre derecha e izquierda estaba allí donde el Manifiesto de Marx y Engels la había situado. Ahora, esa cuestión no es en modo alguno diferenciadora. El final del comunismo la ha eliminado como punto central del debate. ¿Dónde puede situarse la diferencia entre derecha e izquierda, entre conservadores y progresistas? La cuestión fundamental de nuestro tiempo es el problema de la superación del nacionalismo Y del etnocentrismo, ya sea a nivel político o económico. Éste es el mayor problema al que nos enfrentamos, tanto en lo que respecta a la cuestión Este-Oeste como a la Norte-Sur.

Las cuestiones que dividen al mundo se plantean ahora a nivel internacional, o incluso eurocomunitario. ¿Es justo intervenir en Bosnia o en Somalia? ¿Es propio de la izquierda hacer fracasar el GATT para defender los productos de los ricos agricultores franceses? ¿Es propio de la derecha o de la izquierda imponer restricciones a los productos agrícolas y siderúrgicos del Este europeo? ¿Cómo regularla situación de los emigrantes? Estos son los problemas, pelo ¿qué motivaciones pueden impulsarnos a resolverlos?

En sentido amplio, hemos de decir que hacen falta motivaciones que impliquen obligaciones, motivaciones absolutas. Y tienen que ver con esa dimensión del hombre en la que se produce lo divino. Lo absoluto es peligroso, la historia de las religiones y del comunismo lo demuestra. Necesitaremos un absoluto que perciba el rostro de lo divino en los demás hombres y en la creación. El pensamiento político se debería medir con esto, para definir las formas morales, políticas e institucionales de una comunidad de los pueblos.

es eurodiputado por el Partido Socialista Italiano.

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