Paul McCartney inicia en Londres un giro combativo de su carrera
Sus nuevas creaciones atacan los atentados contra la naturaleza y los derechos humanos
Atención: Paul MeCartney está enfadado. Le irritan muchísimo lo vertidos de petróleo, el agujero en la capa de ozono, las vulneraciones de los derechos humanos, la experimentación con animales, "todas esas cosas que no dejan indiferente a ningún padre, a poca que sea s inteligencia". Su nuevo disco, Off the ground, y su próxima gira se dedican fundamentalmente a pregonar tal enfado, dijo el ex beatle en Londres, durante la presentación mundial de ambos acontecimientos.
McCartney, con su chalequito floreado, sus canas y sus risitas, no está para poses de joven airado. Como padre responsable, sin embargo, se cree en la obligación de "aprovechar la popularidad para predicar la ecología y los derechos humanos". La prédica no es lo suyo, dice, "pero mientras los gobiernos no se tomen en serio todo esto, hace falta que cada uno aporte su contribución personal". La suya está en canciones como Looking for change (contra la experimentación sobre animales) y en refrigerios como el servido en la presentación londinense (todo vegetal, orgánico, ecológico y frugal).La ira de McCartney llega hasta el punto de deslizar un "fucking" ("Jodido") entre las letras del disco Off the ground. Por primera vez en 30 años, el beatle que más gustaba a las mamás se permite un taco. Pero ahí se que da el rapto de furor. Más allá están las canciones de amor, amistad y naturaleza. "La gente tiende a olvidar mis temas duros, como Helter Ske1ter o I'm down", admite, "y se queda con la imagen de baladista".
McCartney quiere sonar sólido, y ha recuperado para su nuevo disco el sistema de grabación de los Beatles allá por mediados de los sesenta, cuando aún se hablaban entre sí: registrar de un tirón y en directo cada pieza, y añadir por encima las florituras instrumentales.
Los conciertos de la gran gira, durante la cual McCartney cumplirá 51 años, prometen ser espectaculares. En el adelanto ofrecido el viernes por la noche, en el Dock1ands Arena de Londres, hubo explosiones, humo y su pizquita de psicodelia. Y eso era sólo una muestra de los efectos especiales pergeñados para futuras ocasiones, según gente de la discográfica EMI.
El contenido musical es similar al de la última gira: las canciones nuevas, incrustadas aquí y allá sobre un caparazón beatle. El concierto comienza con All my loving y termina con Let it be. La propina es Sgt. Peppers. Yesterday, Michelle, Here, there and everywhere y demás clásicos son los soportes de las dos horas largas de actuación. Todo un homenaje al instinto comercial de Michael Jackson, el célebre mutante que compró los derechos de las canciones de los Beatles.
Absoluto dominio
La gira empezará el 5 de marzo en Perth (Australia), y seguirá por Estados Unidos. Las paradas en Europa aún no están definidas, lo cual confirió un especial interés a la rueda de prensa previa a la actuación. "¿Actuará en Grecia?", preguntaba un señor griego. "Me gustaría, pero depende del productor". "¿Actuará en Polonia?", preguntaba un señor polaco. "Me gustaría, pero depende del productor". A idénticas preguntas del finlandés, el irlandés, el español, la alemana y el sueco, idénticas respuestas.McCartney manejó implacablemente su simpatía, especialmente cuando, por azar, alguien no le preguntó si actuaría en tal pueblo u otro. "¿Tomaría usted, éxtasis [estimulante ilegal] si fuera joven?". "Oh, no sé. ¿Y usted?". "¿Por qué ese ataque a Mick Jagger, criticando su afición a las jovencitas?". "Yo dije que Mick y yo nos quitábamos las novias hace años, y que Mick sigue aficionado a las damas jóvenes. Ambas cosas son verdad, y la segunda es un elogio".
El absoluto control de McCartney sobre los 200 periodistas presentes inducía a la extrañeza. Hasta el final de la sesión, cuando la mitad de los informadores, con su canapé de algas y su bolígrafo, se abalanzó sobre él pidiendo autógrafos. Raro espectáculo, símbolo de la fascinación que ejerce el músico con más éxito del siglo.
Babelia
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