Un regalo envenenado
El cambio de actitud del Bundesbank reaviva el fantasma de la Europa a dos velocidades
La esperada rebaja de tipos de interés en Alemania, aunque consiguió calmar los mercados cambiarios europeos, ha reavivado el fantasma de una Europa a dos velocidades. Los países con mayores problemas para cumplir los criterios de convergencia -entre ellos España- recibieron el pasado jueves con recelo la medida del Bundesbank, que fue precedida por una acción concertada de los cinco estados más fuertes de la CE -Alemania, Francia, Bélgica, Holanda y Dinamarca-. Los socios del SME que se han visto forzados a devaluar sus monedas, o incluso a abandonar el mecanismo de cambios, temen que detrás de estas acciones se esconda la intención de unos pocos de acelerar el proceso hacia la unión monetaria.
Cinco meses después de que se iniciara la tormenta monetaria, el banco central alemán ha cedido aparentemente a las presiones de sus socios comunitarios. El pasado jueves, el Bundesbank soprendió a los mercados con una significativa rebaja de sus tipos de intervención que le sirvió para rescatar del colapso al que se veía abocado el Sistema Monetario Europeo.Sin embargo, el banco central alemán no ha reaccionado a la crisis monetaria europea hasta conseguir lo que pretendía el verano pasado: un reajuste de las monedas del SME cuyos cambios no reflejaban la situación de sus economías. El orgullo nacional y sus prioridades politicas impidieron en su día que los gobiernos de Reino Unido, Italia España, Portugal e Irlanda aceptasen devaluar sus monedas, como finalmente ha sucedido.
Las fuerzas del mercado han impuesto su ley con el beneplácito del Bundesbank, que ha asistido impasible a la caída en cadena de las cinco divisas más débiles -lira, libra esterlina, peseta, escudo y libra irlandesa- "Sola mente cuando Alemania ha visto que la presión contra el franco francés y la corona danesa ponía en serio peligro el futuro del SME, ha decidido rebajar sus ti pos de interés y encabezar la acción concertada de los países más ricos", explica Guillermo de la Dehesa, consejero delegado del Banco Pastor.
Discriminación
En esta línea, Emilio Ontiveros catedrático de Economía de la Empresa de la Universidad Autónoma de Madrid, destaca además que la decisión del Bundesbank no se produce alentada por un cambio en los indicadores que antes justificaban la inmovilidad de la política monetaria en Alemania: inflación y agregados monetarios. "El banco central alemán", explica Ontiveros, "ha apoyado con decisión al núcleo de monedas de la órbita del marco, demostrando que no permitirá la estampida general y que funcionan los mecanismos de ayuda, aunque de forma discriminada, entre aquellas economías que convergen".
Estas críticas no ensombrecen, sin embargo, la favorable acogida de los mercados y los gobiernos europeos al cambio de actitud alemán. La rebaja de me dio punto en el tipo de interés lombardo -tipo máximo de referencia al que presta el Bundesbank ante una emergencia- y en un cuarto en el de descuento, representan una tregua en la crisis monetaria, que dura ya más de cinco meses, y abre el camino hacia una reducción concertada de tipos en toda Europa.
"La medida del Bundesbank tiene un impacto psicológico muy importante", opina Jorge Wuhrmann, subdirector del departamento de divisas de Finconsult, "ya que refuerza la cooperación monetaria en Europa y acerca las perspectivas de recuperación". Alemania ha apostado a favor de la continuidad del SME como el principal activo del que goza el proyecto de unión monetaria, pero lo ha hecho marcando las diferencias.
Esta misma semana el gobernador del Banco de España, Luis Ángel Rojo, se hacía eco en Madrid de los temores a una aceleración del proceso de unión monetaria encabezada por Alemania y los cuatro países que han mantenido el tipo durante la crisis monetaria, lo que representaría de hecho la división de Europa en dos velocidades. Rojo defendió un proceso de unión más rápido sí, pero también más flexible de forma que accedan el mayor número de países. Esta propuesta es contraria a lo que parece perseguir este núcleo de países fuertes: un estrechamiento de las bandas de fluctuación del mecanismo de cambios, que pasarían del 2,25% al 1%, así como un fortalecimiento de las condiciones de convergencia.
Las señales procedentes de Bruselas también apuntan en este sentido. El presidente de la Comisión Europea, Jaques Delors, arrojó un jarro de agua fría sobre las expectativas de España y Portugal a acceder a este grupo de cabeza. Aunque matizó sus declaraciones un día después, Delors vino a decir que España y Portugal, aunque están capacitadas para acceder a la unión monetaria, pueden necesitar un periodo transitorio más largo que el resto.
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