Un laboratorio que nace renqueante
El Centro Nacional de Biotecnología se gestó a mediados de los años ochenta, en una época de vacas gordas en los presupuestos de la ciencia española. Iba a ser la culminación del Plan Movilizador de Biotecnología y se aplicaron principios de gestión poco habituales hasta entonces: selección de los investigadores por comisiones internacionales y, elección de un científico extranjero de renombre como director. "Ahora es un centro que nace renqueante, el presupuesto es bajísimo", dice Juan Ortín, investigador del CNB. Reconoce que la circunstancia económica es desfavorable, pero afirma que el CSIC "debería poner más carne en el asador".El presidente del CSIC, José María Mato, considera que "el centro está en este momento mucho mejor tratado que cualquier otro del Consejo". El presupuesto ordinario del CNB para 1993 asciende a 183 millones de pesetas, a los que se añaden otros 19,5 millones para equipamiento y puesta en marcha y los gastos de personal. Mato afirma que el centro habrá fracasado si en el futuro no se autofinancia en un 50% mediante contratos de sus investigaciones, pero hasta el momento el CNB sólo ha concretado un contrato con una empresa, Repsol.
"Un centro, al nacer, necesita Inversiones altas para empezar a rodar, y no parece que el presupuesto para 1993 sea suficiente", comenta Francisco Malpartida, biólogo del CNB, para el cual "el problema más grave que ahora tiene el centro es la falta de personal técnico". "Espero que se mantenga el diseño de los laboratorios", afirma José López Carrascosa, anterior director del centro y ahora investigador en él. "¿Cómo vamos a tener un CNB sin unidades de diseño de proteinas o de resonancia magnética nuclear que tiene cualquier empresa de biotecnología importante?".
La pretensión de cinco biólogos de ingresar en el CNB poco antes de su inauguración, cuando los equipos estaban seleccionados y trabajando provisionalmente en otros laboratorios, ocasionó la última tormenta del CNB. La dimisión de dos jefes de área por motivos de fondo y de forma en esa pretendida reestructuración de personal, el cambio de director y la convocatoria pública de nuevas plazas de investigación han dejado en suspenso la cuestión.
"Hay cierto desánimo entre los investigadores, pero a pesar de todo hay ambiente de optimismo por el futuro", dice Malpartida.
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