Grandes empresas de EE UU y Suráfrica apuestan por el Gobierno legal de Angola
Dígalo con diamantes, dice la publicidad. Y cuando quien tiene la palabra es el gran imperio surafricano de De Beers, que controla el 70% de la producción mundial de diamantes, una empresa puede convertirse en una buena plataforma para amortiguar las crispaciones entre Gobiernos. Por ello, las autoridades de Angola recibieron la pasada semana la visita de dos altos directivos de De Beers como un gesto de desafío a las tentaciones de los halcones surafricanos de volver a prestar ayuda a la guerrilla de la UNITA.
"Los negocios y la política suelen ir juntos", admite Peter Gallegos, presidente de la filial de De Beers en Angola, que considera "muy triste e innecesario" el reciente cierre de la representación diplomática surafricana en Luanda.La guerrilla que dirige Jonas Savimbi eludió los controles de la ONU para la desmovilización de las tropas, establecida en los acuerdos de paz firmados por el Gobierno del Movimiento Popular para la Liberación de Angola (MPLA) hace dos años. Pero mientras la ONU y la comunidad internacional permanecen pasivas ante su desafío a la legalidad internacional, son los hombres de negocios los que han reaccionado asestando golpes a la UNITA más destructivos que los de las derrotas bélicas. En EE UU, los lobbies de las empresas petroleras norteamericanas, que a lo largo de los 16 años de guerra civil han controlado el 60% de la producción de crudo angoleño, están presionando a la nueva Administración para que reconozca al Gobierno del MPLA.
De lograrlo, ello supondría una auténtica sentencia de muerte para el movimiento guerrillero, que supo aprovechar la guerra fría para recibir ingentes ayudas de la Administración norteamericana.
"A veces los hombres de negocios llegan a los sitios primero y, aunque no sea de su gusto, los políticos acaban siguiéndolos", explica Peter Gallegos. La pasada semana, De Beers se sumó a este acoso silencioso con la visita relámpago a Luanda de Peter Gush, número dos del imperio, y George Burne, jefe de la filial en Londres, que controla las compras de la piedra preciosa. Según un comunicado de De Beers, el objetivo de las conversaciones con el primer ministro angoleño, Marcelino Moco, se centraron en una oferta de ayuda a Luanda para hacer frente a la extracción ilegal de diamantes efectuada por miles de garimperios, que, aprovechando la desaparición de las tropas angoleñas y la paz, han proliferado como una plaga en los últimos dos años en las ricas provincias de las Lundas.
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