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Como una figura de cera

Todos los acusados reciben una palmada o un abrazo de amigos cuando bajan del estrado al finalizar cada sesión. Mariano Conte Calonge, no. Parece saberse solo. Se mueve, antes, durante y después de la vista, con la impasibilidad de una figura de cera, inmortalizada con cierta ironía en el gesto. Aparenta 45 años. Alto, erguido y de aspecto pulcro, da pocas pistas de su intimidad, desconocida incluso para personas que trabajaron años junto a él en el hospital.Conte es tan preciso en sus respuestas como a la hora de pedir precisión a las preguntas de los abogados. Cuida minuciosamente no pillarse los dedos. Ni una ceja ha movido frente a todos los dedos acusadores que le han señalado hasta ahora, y ayer por primera vez sonrió cuando la jefa de Protección Radiológica le llamó mentiroso.

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