Injusticias

No acabo de entender por qué los homosexuales estadounidenses tienen interés en entrar en el Ejército; como tampoco entiendo, por otra parte, que deseen hacerlo los heterosexuales, los bisexuales, los impotentes, los todopoderosos, los desganadillos o los muy rijosos, por citar a unos cuantos. Pero, en fin, allá cada cual con sus aficiones.Ahora bien, si algún homosexual quiere dedicarse a ese negocio marcial de pegar tiros y pasearse repetidas veces por el Golfo, lo que desde luego resulta inadmisible es que se lo impidan. ¿Temen acaso que algún gay les pellizque las nalgas en el bar de oficiales? Eso, y cosas muchísimo peores, es precisamente lo que están haciendo un montón de militares estadounidenses muy machotes a las mujeres que han tenido la ocurrencia de ingresar en el Ejército: unas cuantas se atrevieron a denunciar el asunto hace unos meses. Pero esos abusos, que son por lo visto una práctica bastante habitual, les deben de parecer más naturales. No sé de dónde diantres sacan que un militar al que le priven las mujeres es más fiable que uno homosexual. Habrá de todo en uno y otro bando, como es lógico; porque la elección sexual no es más que un aspecto, entre muchos otros, e tu manera de relacionarte con el mundo y contigo mismo, no una clasificación global como persona.
Y eso que parecía que los homosexuales de Estados Unidos estaban ya perfectamente instalados en la legalidad social. Pero no, ya ven: a poco que se le pisa el rabo, salta la, bicha del reaccionarismo. Que siquiera se discuta hoy en día el derecho de un homosexual a ser militar es una injusticia tan monumental e inadmisible como el hecho de que Grecia siga impidiendo, impunemente, que la pobre Macedonia sea Macedonia. Pero de ese abuso, al que por cierto casi nadie menciona, será mejor que hablemos otro día.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
¿Tienes una suscripción de empresa? Accede aquí para contratar más cuentas.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.
Sobre la firma

Archivado En
Últimas noticias
Del café del desayuno al champán en 21 minutos y una despedida por jubilación: la lluvia de millones en el centro de Madrid
Diez años de custodia de los libros personales de Mario Vargas Llosa: la guardiana de la biblioteca del Nobel en Arequipa
Las mujeres en México no facturan porque tienen que cuidar
Los bancos colombianos recuperan las utilidades mientras analizan los riesgos de 2026
Lo más visto
- Así te hemos contado las elecciones en Extremadura | El PP gana en Extremadura con 29 escaños, pero necesitará para gobernar a un Vox que crece
- Los jueces del Tribunal Penal Internacional se rebelan ante las sanciones de Trump: “No hay que ceder”
- Oona Chaplin: “Le conté a James Cameron que vivía en una cabaña en los árboles y que estaba iniciando un proyecto de permacultura con una amiga”
- Fernando Blasco, matemático: “Ganar el Gordo es más difícil que encontrar un regalo escondido en un asiento del Bernabéu”
- Los resultados de las autonómicas en Extremadura, municipio a municipio




























































