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El destello Sevillano

La capacidad seductora de construir

Suman una decena y tienen S alrededor de 45 años. Buena parte de ellos son altos, con pelo espeso, buen porte y fuman puro. Los más internacionales, como Antonio Ortiz (autor con Antonio Cruz de la estación sevillana de Santa Justa) o Guillermo Vázquez Consuegra (autor del pabellón de la Navegación), podrían servir como profesionales tipo para un anuncio del Saab 900i. Son invitados a impartir clases en universidades extranjeras, sus trabajos aparecen en las mejores revistas desde Tokio a Chicago, cuentan con ropas italianas de Montenapoleone o la vía del Corso y se tratan con, los altos profesionales del mundo. Ellos mismos relatan sus obras como trasuntos de una capacidad seductora conquistada en menos de una década, gracias tanto a una preparación rigurosa cuando apenas construían- como al empuje recibido en los ochenta con los encargos de obras públicas, desde viviendas sociales a sedes institucionales, culminadas mediante importantes edificios y restauraciones con motivo de la Expo.Entre ellos, mejores y peores, han conformado un fenómeno de alta calidad arquitectónica. que rompe por primera vez en la historia el binomio Madrid-Barcelona. La escuela sevillana de toreo y fútbol se prolonga en esta oleada, también exquisita.

La enseñanza de arquitectura en Sevilla ha carecido, sin embargo, de tradición. La escuela se fundó en los sesenta y estaba des, provista de ductores. Si se trata de destacar a un maestro, la totalidad coincide en mencionar a Luis Marín, un personaje que se encontraba diabólicamente al día de las novedades en cualquier confín del mundo. Louis Kalin, Asplund o la Escuela de Filadelfia. Sólo Rafael Moneo, en Madrid, sabía tanto. Pero ellos no lo conocían.

Una mitad del grupo sevillano (Gonzalo Díaz Recasens, Víctor Pérez Escolano, Manuel Trillo, Francisco Barrionuevo) se quedó en la ciudad en tomo a Otaisa, el estudio de los Medina (Rodrigo y Felipe), profesionales de la alta sociedad, racionalistas e insignes, arquitectos de la burguesía y autores a la vez de obras célebres como la universidad laboral y la antigua estación de autobuses. Algún otro, como Vázquez Consuegra, se bandeó mal que bien. Tan mal, que hubo ejercicio en el que ingresó menos de 200.000 pesetas.

El 'moneoteísmo'

Otros (Francisco Torres, Cruz y Ortiz, los hermanos José Ramn y Ricardo Sierra) habían decidio, en vista de los escasos alicientes de Sevilla, trasladarse a Madrid para licenciarse. Viajaron a la capital atraídos por el sabio magisterio de Fernández Alba, de Sáenz de Oiza y de Álejandro de la Sota. Y se encontraron, sin esperarlo, con un profesor de proyectos, 10 años mayor que ellos, llamado Rafael Moneo.

Rafael Moneo parecía poder explicarlo todo. Conocía la historia de la arquitectura con tal precisión que daba cuenta de cualquier edificio, desde los cimientos a la cubierta, con una nitidez implacable. Quedaron hechizados. Los Cruz-Ortiz (losMonchis, les llaman los colegas), diectos discípulos de Moneo, dicen de él que frente al carácter intuitivo de un Cano Lasso (pabellón de España en la Expo) o un García de Paredes (auditorios de Madrid y Valencia), Moneo nunca se ha permitido el descontrol. Frío, profesional, "Moneo es todo menos ingenuo. Es como Umberto Eco. Así como Eco", dice Antonio Cruz, "domin la teoría de la comunicación y es consciente de los componentes de sus ovelas, Moneo siempre tiene un porqué cuando proyecta. Su único desliz- emocional sería acaso el museo de Mérida".

En el ambiente de los nuevos sevillanos se constata el moneoteímo (pese a expresar reparos a su aeropuerto de Sevilla y a la nueva estación de Atocha) y gran respeto por Navarro Baldeweg. Las críticas arrecian, sin embargo, cuando se habla de Oíza, acusado de estilista voluble y de obsesivo imitador de Louis Kahn últimamente (la Torre de Triana, en La Cartuja). En cuanto a Bofill, hay quien piensa que no ha aportado casi nada de valor. El posmoderno bofilliano ha prendido poco entre esta quinta. Entre los catalanes, los elogios recaen sobre el fallecido Coderch, sobre Correa, Clotet o Garcés y Soria, y son menos abundantes para Oriol Bohigas.

Racionalismo tiernoLos sevillanos conservan la impronta racionalista de la Bauhaus, más o menos modulada, amenizada y pervertida con variaciones de la simetría, pliegues románticos, empleo del color y secretas alusiones vernaculares. Las influencias mayores a nivel internacional provienen del dúo Álvaro Siza y Aldo Rossi. Los contactos interpersonales han sido frecuentes a. través de seminarios locales o mediante peregrinaciones a Oporto y Milán. De Siza se ha extraído su racionalismo enternecido; de Aldo Rossi, su celosa atención al medio urbano. No en balde su célebre volumen La arquitectura de la ciudad es guardado como una reserva ideológica permanente. Por su parte, desde Díaz Recasens, actual catedrático de Proyectos, hasta Pérez Escolano Francisco Torres o Vázquez Consuega (autor de una reciente guía de edificios de Sevilla) han sido o on profesores en la escuela y han penetrado en la historia de la urbe. Dentro de sus ambiciones se inscribe construir edificios que no trastornen el espacio urbano ni se impongan al usuario. Geliry y Eisenman serían sus bestias negras en este aspecto; y también el último Oiza. Los atemporales estilos de arquitectos como Alvar Aalto (el dios de Fernández Alba, al que llamaron Fernández Aalba), Loos y Asplund arman sus paradimas. En cuanto al rigor, más nórdico que meridional, los nuevos sevillanos tienen reputación de aplicados, de visitar mucho las obras y de controlar los detalles. Sólo dos, Díaz Recasens (autor de la sede de Canal Sur), que se declara un chapuza ("ingeniador, pero no realiiador"), y José Ramón Sierra, arquitecto y pintor, se apartarían de es a tónica.

¿Concomitancias con otras artes? El grupo, en general, apenas se reconoce hobbies -puros y afición taurina aparte- Admiten que no han importado demasiadas reflexiones de otros mundos artísticos. Pero a no pocos la cinematografí les interesa en gran manera. Vázquez Consuegra, antiguo encargado del cine club de la escuela, confiesa asistir dos veces por semana al cine, y cuatro de ellos, los Monchis, Torres y un amigo inseparable de los años setenta, Ernesto Benlloch, se presentaron en masa al examen de ingreso en la Escuela de Dirección de Cine. Todos fueron suspendidos.

¿Permanecerá este boom que ha cruzado las fronteras? Un típico pesimismo andaluz hace creer a Díaz Recansens que el auge sevillano es "un destello característico de una ciudad de caí reles". No es tan seguro. La se rie * dad y prestancia de obras como las viviendas de Ramón y Cajal de Vázquez Consuegra, y su pabellón de la Navegación, y la estación de Sauta Justa y el es tadio de atletismo de la Comunidad de Madrid, de Cruz y Ortiz, entre otras, se afirman ya como enseñas de a moderna arquitectura española. Para algunos, la más prolífica e interesante arquitectura actual del mundo.

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