Razones para no escribir novelas
El novelista español Javier Marías propuso anoche, durante el encuentro internacional sobre la novela en Europa, media docena de razones para no escribir novelas en este final de siglo, y una última para escribirlas. Es mejor no escribir nove las, según dijo, porque ya hay demasiadas y demasiadas per sonas que las escriben. Novelar se ha convertido en un acto vulgar. Además ya no tiene ningún mérito, pues lo puede practicar cualquiera. (Aquí Marías hizo una larga enumeración de oficios, y la inclusión de los sociólogos le costó la reticencía de un asistente durante el coloquio).
Las novelas, continuó, no dan dinero, y cuando lo dan, una vez de cada cien en el mejor de los casos, ni siquiera permiten cambiar de vida, o retirarse.
Tampoco dan fama, pues la verdadera fama la da la televi sión, donde, por otra parte, ya casi nunca aparecen novelistas. Con las novelas no se alcanza la inmortalidad, y ni siquiera la posteridad: todo el mundo es olvidado como máximo dos meses después de muerto. La redacción de novelas ni siquie ra halaga la vanidad, pues a di ferencia de lo que ocurre con otras artes, los receptores de la obra no son vistos por el autor, ni tampoco sus reacciones.
Todo ello, además de las conocidas y trilladas razones de la soledad, el sufrimiento del escritor, su lucha con la página en blanco y demás.
Pese a todo, Marías sí encontró una razón para seguir escribiendo novelas, y es que permiten al escritor vivir instalado en la ficción, que, a su jucio, es el lugar más soportable. Pues no es misión del novelista reflejar la realidad -labor más propia de los reporteros y los cronistas-, sino la irrealidad, lo que todavía no ha sido.
Para el escritor Jesús Pardo, en este nuevo Fin de siglo la novela occidental vive un nuevo auge del naturalismo, "que es lo que suele ocurrir cuando se agotan las otras formas" según dijo, aunque el naturalismo de nuestra época no puede ser copia del de Émile Zola y aún tiene que ser definido. Pardo hizo un repaso histórico del siglo XX y, según dijo, entre las cenizas del cristianismo y del marxismo quedan aún restos aprovechables.
Hoy hablarán, a las siete de la tarde, y es de presumir que sin las tres presentaciones que. hubo ayer, el danés Claus Clausen, el húngaro Peter Estérhazy, y los españoles José Luis Sampedro y Luis Mateo Diez.
Babelia
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