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El norte de una generación

Le vi por primera vez, aunque ya era una leyenda, en una película bailando El corsario con la gran dama de la danza inglesa, Margot Fonteyn.Mis ojos no daban crédito a lo que veía. Desde la pasión y la ingenuidad de mi juventud pensaba en lo fantástico de todo lo que hacía, cómo bailaba, cómo corría por la escena... Sólo los elegidos, pensé, podían reunir todas esas facultades en un solo cuerpo. Desde entonces, todos queríamos seguir los pasos de Nureyev, y, ¡qué osadía!, acercarnos a lo que era capaz de hacer.

Le conocí a principios de los setenta en la casa madrileña de una amiga común, Fina de Calderón, que organizó una fiesta en honor de Nureyev y de algunos miembros del Real Ballet Escocés, que habían actuado en el teatro de La Zarzuela. En aquellas funciones le vi interpretar La lección, basado en la pieza teatral de lonesco, que realmente era un papel dramático y difícil. El patetismo del viejo profesor de danza que exige la perfección a su alumna llegando hasta la crueldad y el fatal desenlace. Nureyev era único y podía con todo.

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El pueblo de París se despide de Nureyev en la vieja Ópera

En 1976 actuábamos en Londres mi mujer, Luisa Aranda, y yo con nuestro ballet Siluetas. Nureyev vino a vernos un sábado. En el entreacto entró el director del teatro para decirme que Nureyev estaba viéndonos y quería saludarnos al final. Apareció con su gorra, las botas altas hasta el muslo y nos dijo cosas maravillosas. Sobre todo, elogió la dificultad técnica y el estudio de nuestra Escuela Bolera.

Volví a verlo años más tarde en La Scala de Milán, donde había conseguido reunir para su Romeo y Julieta a Carla Fracci y a Margot Fonteyn en el papel de la madre. Sólo Nureyev podía conseguir eso. Habría que darle las gracias por aquella velada; y por todo lo que hizo; las gracias por haber sido el norte de nuestra generación y por casi tres décadas de entrega a la danza. De no haber existido, habría tenido que inventarse, y aun así, en las fronteras de la memoria, no habríamos podido reunir todo su significado. Gracias, Rudi. Hasta siempre.

es bailarín y coreógrafo, ex director del Ballet Nacional de España.

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