El conflicto de las Malvinas impide que Hurd saque fruto del viaje a Argentina

El conflicto entre los intereses políticos que Argentina tiene sobre las islas Malvinas se impuso a las razones económicas que impulsaron el viaje del ministro de Asuntos Exteriores británico Douglas Hurd primero a Buenos Aires y luego a Santiago de Chile. Las diferencias quedaron nuevamente expuestas ayer tras la primera reunión privada que mantuvo Hurd con el presidente argentino, Carlos Menem. La visita oficial de Menem a Londres aún no está confirmada a pesar de las declaraciones de buena voluntad de ambas partes.

Hurd ya había advertido a los funcionarios de la cancillería argentina que su viaje -el primero que realiza un miembro del Gabinete británico desde la guerra por la soberanía de las islas Malvinas en 1982- no supondría avances sustanciales" en la consolidación de las relaciones entre los dos países. Ya en Buenos Aires, cuando le consultaron sobre el posible viaje de Menem, Hurd volvió a considerar que se realizaría después de un "cuidadoso" análisis de la situación.

El Gobierno argentino quiere alcanzar acuerdos para la explotación en común de la pesca y del petróleo en la zona de las islas con la vista puesta en el objetivo político. La cancillería argentina espera "dar un golpe de efecto importante" antes de que concluya el mandato del presidente Menem en 1995. Hurd parece decidido a atender sólo los asuntos económicos. La participación de empresas de origen británico en la privatización de los bienes del Estado argentino es escasa en relación con la que tienen las de otros países de la Comunidad Europea, como España y Francia. El canciller británico cree que es "asombroso" el resultado del plan económico que el Gobierno argentino puso en marcha hace dos años.