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El ministro de Economía alemán dimite por un caso de tráfico de influencias

El ministro de Economía alemán y vicecanciller, el liberal Jürgen Möllemann, anunció ayer su esperada dimisión tras reconocer que no era cierta su primera versión sobre el origen de las cartas de recomendación firmadas por él que un primo de su mujer envió a varias cadenas de supermercados para promocionar uno de los productos de su empresa. La caída de Möllemann, un político cuya fulgurante y polémica carrera le llevó a las puertas de la presidencia del Partido Liberal (FDP), deja al partido en manos del actual titular de Exteriores Klaus Kinkel.

La dimisión de Möllemann corta, momentáneamente, el acercamiento de los liberales a la oposición socialdemócrata.Algo tan nimio como un chip destinado a localizar los carritos de los supermercados, producido por la empresa Blanko, propiedad de Hubert Appelhoff, un primo de Carola, la mujer de Möllemann, parece haber acabado con la prometedora carrera de este político de 47 años. Móllemann tenía previsto el próximo mes de marzo sustituir al conde Otto Lambsdorf` en la presidencia del FDP, en un congreso que debe celebrarse, precisamente, en su ciudad natal, Münster.

Appelhoff y su socio Viktor Körfgen, tuvieron la brillante idea de involucrar a Möllemann en la promoción de su producto, para lo que le pidieron que firmara una serie de cartas dirigidas a las más importantes cadenas de supermercados de Alemania aconsejando el sistema de la empresa Blanko. Las cartas llegaron a sus destinatarios firmadas personalmente por el ministro e inmediatamente estalló el escándalo.

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La primera reacción de Möllemann fue negar cualquier conocimiento del asunto, asegurando que, sobre su mesa del ministerio, había numerosos papeles en blanco con su firma, que dejaba a sus colaboradores para que sus numerosos viajes no entorpecieran el trabajo burocrático. Pero ayer cambió completamente su versión de los hechos, admitiendo haberlas firmado personalmente como parte de un montón de documentos y atribuyendo al exceso de trabajo el no haberse dado cuenta de lo que firmaba. "No mentí", dijo sin embargo Möllemann en la conferencia de prensa que concedió en el Ministerio de Economía en Bonn, añadiendo que había creído que su primera explicación de los hechos era la correcta, y culpándose de no haber investigado más a fondo el asunto desde el primer momento.

El político liberal explicó que había dado su apoyo al proyecto porque el producto de Blanko iba a ser fabricado por trabajadores minusválidos, aunque este punto no figuraba en la carta.

"En función de la importancia que concedo al cargo de ministro de Economía", señaló, "especialmente en estos momentos, creo que no sería compatible con mi concepto del mismo cargar su ejercicio con la inevitable polémica que se produciría si permaneciera en el Ministerio. Por ello, he informado al canciller que le presentaré mi renuncia".

Helmut Kohl, cuyas relaciones con el dimitido han rozado, en los últimos tiempos, el enfrentamiento, se limitó a hacer pública una breve nota agradeciéndole los servicios prestados durante los 10 años que ha permanecido en el Gobierno. Möllemann fue secretario de Estado de Exteriores desde 1982 a 1987, ministro de Educación de 1987 a 1991, y titular de Economía desde el comienzo de esta legislatura.

El canciller le pidió asimismo que permaneciera en el cargo hasta que nombre un sucesor.

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