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Bush y Yeltsin acaban mañana en Moscú con los misiles terrestres de cabeza múltiple

Pilar Bonet

Los presidentes de Rusia y EE UU, Borís Yeltsin y George Bush, se reunirán en Moscú, y no en la localidad de Sock (en el Mar Negro) como habían previsto inicialmente, debido a las desfavorables condiciones meteorológicas de aquella zona, donde ayer nevaba y soplaban fuertes vientos. La improvisada cumbre ruso-norteamericana, que durará 2.4 horas, es la segunda que protagonizan Bush y Yeltsin, que se reunieron el 16 y el 17 de junio de 1992 en Washington. Ambos dirigentes están decididos a firmar el acuerdo de armamento START II, que reducirá en dos tercios los arsenales nucleares estratégicos, y hará desaparecer los misiles de cabezas múltiples con base terrestre.

El START II constituye una buena operación de fin de mandato para el presidente Bush, quien transfiere el 20 de enero sus poderes a Bill Clinton. Las prisas de Yeltsin por firmar el tratado son menos transparentes, ya que el documento puede ocasionarle más de un conflicto con la oposición nacionalista. Estos sectores acusan al presidente y al ministro de Exteriores, Andréi Kózyrev, de sacrificar los intereses de Rusia a las conveniencias norteamericanas.La firma del START II no supone una superación automática de los escollos que dificultan su puesta en práctica, ya que este acuerdo no puede entrar en vigor hasta que se haya cumplido el START I, texto firmado por los presidentes de EEUU y de la URSS -entonces Gorbachov- en julio de 1991. En la declaración de intenciones que Yeltsin y Bush suscribieron el 17 de junio de 1992 en Washington, se dice explícitamente que el "nuevo acuerdo" es "independiente", pero "se basa" en el START I.

Tras la desaparición de la URSS, las cuatro repúblicas nucleares de la Comunidad de Estados Independientes (CEI) -Ucrania, Kazajstán, Bielorusia y Rusia- firmaron un protocolo de puesta al día del acuerdo START, mediante el cual Ucrania, Kazajstán y Bielorusia se comprometían a deshacerse "cuanto antes" de sus cabezas nucleares y a firmar el Tratado de No Proliferación Nuclear (TNP).

La transformación de Rusia en la única potencia nuclear heredera de la URSS, principal consecuencia del protocolo de actualización del START I suscrito en mayo de 1992 en Lisboa, no se ha cumplido todavía porque Ucrania quiere compensaciones económicas y de seguridad por su desnuclearización. El Parlamento ucranio no ha ratificado el tratado y, hoy por hoy, es poco probable que lo haga en los próximos meses. El Gobierno de Kiev quiere que EEUU, Rusia y Occidente desembolsen un mínimo de 1.500 millones de dólares paria cubrir los gastos de desmilitarización y ayudarle a hacer frente a la crisis económica.

Apoyo ucranio

La necesidad de poner en práctica cuanto antes el protocolo de Lisboa fue uno de los temas tratados la noche de fin de año en una conversación telefónica que mantuvieron el ministro de Exteriores de Rusia, Andréi Kózyrev, y su homologo ucranio, A. Zlenko. Éste expresó su total apoyo al acuerdo START II y ambos ministros acordaron acelerar las conversaciones sobre los aspectos técnicos de la liquidación de las armas nucleares en territorio de Ucrania. El Gobierno de Kiev reivindica los beneficios de la venta del uranio enriquecido y plutonio procedentes de los arsenales nucleares que sean liquidados en su territorio.Los problemas de las restricciones al comercio de tecnología de doble uso entre Rusia y EEUU fueron examinados esta semana en una sesión cerrada interdepartamental, según manifestó a Interfax Serguei Mijaílov, miembro del Comité, Parlamentario de Asuntos Internacionales y Relaciones Económicas Exteriores. Según Mijáilov, Washington mantiene más de 80 restricciones al comercio con Rusia, y existen divergencias entre el Ministerio de Exteriores ruso y otros organismos oficiales en lo que se refiere a la venta de técnica nuclear. A su juicio, los diplomáticos (rusos) por alguna razón piensan que Rusia debe obligatoriamente tener en cuenta los intereses de EE UU y ceder en todo lo que le dicen".

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Bush llegará hoy a Moscú al mediodía y asistirá a un banquete en el Kremlin. Mañana se reunirá con Yeltsin y, tras la firma del acuerdo y una rueda de prensa conjunta, saldrá de Moscú hacia las dos de la tarde. En su viaje de regreso, el presidente norteamericano hará una breve escala en París donde se entrevistará con el presidente francés, François Mitterrand.

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Sobre la firma

Pilar Bonet
Es periodista y analista. Durante 34 años fue corresponsal de EL PAÍS en la URSS, Rusia y espacio postsoviético.

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