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Israel y Libano se culpan de que la ayuda humanitaria no llegue a los deportados

Los palestinos y libaneses rechazaron tajantemente ayer las iniciativas de Israel para desactivar la crisis de los deportados e insistieron en que el Gobierno de Isaac Rabin es responsable del bienestar de los 415 palestinos abandonados a laintemperie en tierra de nadie. La actitud de ambos asestó un serio revés a la gestión mediadora emprendida por James Jonab, el enviado especial del secretario general de las Naciones Unidas, que anoche partió de Beirut con las manos vacías.

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En Túnez, el presidente de la. OLP, Yasir Arafat, dijo que los negociadores palestinos en el proceso de paz habían declinado reunirse con Rabin en Jerusalén para discutir la próxima ronda de conversaciones en Washington. La cita propuesta por el Gobierno de Tel Aviv pretendía demostrar que Israel quiere seguir hablando con los palestinos, pero Arafat repuso que los deportados deben regresar a sus hogares "a fin de garantizar la reanudación de las conversaciones".El Gobierno de Beirut recibió al enviado especial de la ONU pero le impidió llegar hasta el Campo del Retorno, en el sur de Líbano, donde los deportados pasan intenso frío y hambre desde hace 13 días. La actitud libanesa era previsible. Lo que sorprendió fue el tono categórico que el primer ministro, Rafiq Hariri, utilizó para referirse a la misión del subsecretario de la ONU. "Jonah está perdiendo el tiempo. Nuestra posición es firme", declaró Hariri.

Jonali traía una propuesta israelí que los libaneses se negaron a considerar: el envío de dos convoyes del Comité Internacional de la Cruz Roja (CICR) -uno desde Israel, y otro desde el Líbano- Pero para Beirut y los palestinos, cualquier ayuda debe partir desde territorio israelí.

La decisión libanesa complicó los esfuerzos del Gobierno Rabin por zafarse del aprieto diplomático en que se encuentra y atenuar las demandas para que respete y cumpla la resolución 779 del Consejo de Seguridad que condenó unánimente las deportaciones.

En Ginebra, el portavoz del CICR para Oriente Próximo dijo que tras los infructuosos esfuerzos de Jonah la puerta para ayudar a los deportados se ha cerrado".

La súbita flexibilidad de la oferta israelí de enviar ayuda

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