Una política de gestos
Dos de los eslabones de la cadena humana de ayer en Vitoria son los artífices de algunos de los movimientos ciudadanos en favor de la paz creados en el País Vasco en la década de los ochenta. Cristina Cuesta, hija del delegado de Telefónica en San Sebastián asesinado por los Comandos Autónomos Anticapitalistas (CC AA) en marzo de 1982, promovió en 1986 la Asociación por la Paz de Euskal Herria. Entonces tenía 24 años y reivindicaba la utopía. El otro eslabón, Abel Uceda, preside desde 1987 la Fundación, una organización que nació con el objetivo de agrupar al máximo número de familiares de policías, militares y civiles muertos en atentados de ETA y fomentar la paz y el diálogo. Su padre fue tiroteado en octubre de 1982 por dos activistas de ETA en Bilbao.Entre el nacimiento de ambas organizaciones surgió Gesto por la Paz, organización que ha celebrado a mediados de este mes su cuarta asamblea. Desde los primeros ocho colectivos vizcaínos que conformaron en la primavera de 1986 el embrión de dicha organización hasta los más de 120 grupos del Gesto que actualmente se extienden por el territorio vasco, han pasado más de seis años. Sus portavoces reconocen que la movilización ciudadana en favor de la paz y contra la violencia "está en uno de sus mejores momentos". Este organismo convoca concentraciones silenciosas cada vez que se produce una muerte violenta por motivaciones políticas, independientemente del bando al que pertenezca la víctima.
La Asociación pro Derechos Humanos del País Vasco ha traspasado la comunidad autónoma gracias a su campaña de las tarjetas Ya no me callo. En esta iniciativa, realizada durante este año, se enviaron más de 100.000 tarjetas que denunciaban atentados de ETA y violaciones de los derechos humanos. La recogida de más de 4.000 frases sobre la construcción de la paz en el País Vasco ha sido su última iniciativa.
Finalmente, la plataforma cívica Pakea Orain fue presentada públicamente en abril de este año y agrupa a diversos colectivos sociales, sindicatos y asociaciones ciudadanas. Entre sus promotores se encuentra el fundador de la Coordinadora Gesto por la Paz, Javier Madrazo. Entre sus iniciativas destaca el envío de cartas a todos los presos de ETA en las que se les alentaba a desmarcarse de la lucha armada y a reflexionar sobre la violencia.
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