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Los errores de cálculo de Isaac Rabin

La expulsión de 418 integristas palestinos, que todavía se encuentran en tierra de nadie en el sur de Líbano amparados por la Cruz Roja, ha abierto una brecha en la opinión israelí.El primer ministro, Isaac Rabín, se mantiene firme. Pese a la condena del Consejo de Seguridad de la ONU, Estados Unidos y Europa; pese al rebrote de la violencia en los territorios ocupados y pese a que la OLP ha mostrado su solidaridad con Hamas, su gran rival político; pese a todo ello, Rabin insiste en justificar la decisión de su Gobierno.

"El resultado es menos positivo del previsto", reconoció ayer el primer ministro, pero contratacó con dureza aduciendo que "eso es culpa de la Asociación de Defensa de los Derechos del Hombre que se comporta como asociación de defensa de los derechos de Hamas".

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En conclusión: para Rabin la expulsión ha sido una decisión acertada a pesar de sus efectos. La culpa, en todo caso, es del mensajero, de aquellos que descubrieron una operación secreta que pretendía hacerse de noche y con discreción, sin advertir tan siquiera al Tribunal Suprema. Ahora, incluso aquellos que aprueban la expulsión critican al Gobierno, al que acusan de miopía y de cometer un grave error de cálculo. El diario Haaretz enumeró ayer los cuatro grandes errores cometidos por Rabin.

El primero, y más grave, suponer que una operación de esa magnitud -que afecta a 418 personas- podía mantenerse en secreto. Segundo, no obtener el permiso del Tribunal Suprema de Justicia para proceder de forma legal a la expulsión. Ahora, éste podrá exigir al Gobierno que justifique su decisión en un plazo de 30 días, con lo que el peligro de que la decisión sea anulada pesará como una espada de Damocles. Tercero, no tomar en consideración la posibilidad de que el Gobierno libanés se pudiera negar a pemitir entrar en su país a los expulsados y cuarto, no tomar en cuenta la reacción intenacional, sobre todo la de EE UU, que no se ha limitado a votar a favor de una resolución condenatoria en la ONU, sino que ha exigido a Rabin la repatriación de los expulsados.

Los expertos recuerdan que la Convención de Ginebra prohíbelas expulsiones en masa, pero no las individuales. El Tribunal Supremo israelí deberá decidir ahora si una decisión que afecta a 418 personas es individidual o masiva.

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El diario Maariv, va más lejos e ironiza gobre la queja oficial de que el Consejo de Seguridad de la ONU es ant-israelí: "Sadam Husein también dijo que el Consejo era anti-iraquí".

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