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Estados Unidos pide que se juzgue a Milosevic y Karazdic por crímenes de guerra en Bosnia

El presidente de Serbia, Slobodan Milosevic, y el jefe de la guerrilla serbia, Radovan Karadzic, están, entre otros, en la lista de presuntos criminales de guerra que Estados Unidos quiere ver juzgados en un tribunal internacional "igual al de Núremberg", según anunció ayer en Ginebra el secretario de Estado norteamericano, Lawrence Eagleburger. Esta agresividad verbal no tuvo, en cambio, reflejo alguno en los resultados de la conferencia sobre la guerra en la antigua Yugoslavia, que finalizó dando, en palabras del copresidente de la misma lord Owen, "una oportunidad más a la salida negociada".

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El Departamento norteamericano de Estado presentó ayer ante la conferencia sobre la guerra en la antigua Yugoslavia, en la que participaron los ministros de Exteriores de 29 países, una lista de nueve asesinatos en masa concretos cometidos todos por fuerzas serbias en Bosnia.En la lista de criminales de guerra a perseguir, Eagleburger citó a seis serbios, dos croatas y un musulmán. Tres de los serbios son candidatos a la presidencia de Serbia. Se trata de Milosevic, del líder fascista parlamentario Vojislav Seselj y del delincuente común y jefe guerrillero Zeljko Raznjatovic, alias Arkan. Entre los otros, destaca Radovan Karadzic, jefe de las milicias serbias en Bosnia-Herzegovina.

Por su parte, el Gobierno francés se muestra partidario de dar un paso más en la presión internacional contra Serbia. El primer ministro galo, Pierre Bérégovoy, en una intervención ante el Parlamento de su país dijo: "El Gobierno no descarta el uso de la fuerza si no se encuentra una solución que ponga fin a las masacres", y añadió: "Hemos pedido al Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas adopte las medidas necesarias para permitir la visita de los campos de prisioneros... y llegado el caso el uso de la fuerza para cerrarlos".

La conferencia confirmó con pleno consenso la necesidad de establecer un tribunal internacional para juzgar a los responsables de los innumerables crímenes cometidos en la guerra, especialmente en Bosnia. También existió consenso en la decisión de reforzar las sanciones contra Serbia y Montenegro y en la advertencia a Belgrado, por medio de una resolución de la ONU, de que cualquier incremento de la represión en Kosovo será considerada como una amenaza para la paz y por tanto tendrá una decidida respuesta.

La conferencia se mostró partidaria de aplicar un control de vigilancia militar de la prohibición de vuelos militares sobre Bosnia, si bien los países con tropas desplegadas sobre el terreno en esta república, entre ellos España, exige un análisis previo sobre la forma en que esta decisión afectará a la situación de sus fuerzas en la zona, por posibles represalias, así como a la dístribución efectiva de la ayuda.

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Estados Unidos fue, con Turquía y otros participantes, quién asumió la idea de un posible levantamiento del embargo de armas a Bosnia para permitir a este estado miembro de la ONU reducir en alguna medida su inferioridad en armamento frente a las fuerzas serbias.Mantener el embargo

Sin embargo, la mayoría de los participantes, entre ellos los dos copresidentes de la Conferencia, el británico Lord Owen y el norteamericano Cyrus Vance, así como el ministro español de Exteriores, Javier Solana, se manifestaron en contra del levantamiento del embargo al considerar que esta medida podría provocar una escalada del conflicto y extenderlo mas allá de sus actuales límites.

"Las promesas rotas son en su mayoría promesas rotas por la parte serbia. Los serbios siguen asediando a las ciudades, las armas pesadas serbias continuan bombardeando a la población civil, las fuerzas aéreas serbias son la que continúan volando pese a los acuerdos de Londres y son los serbios quienes impiden el suministro de la ayuda humanitaria y continúan la odiosa práctica de la limpieza étnica", manifestó Eagleburger. "Está claro", continué, "que ha llegado la hora de plantearse métodos más agresivos".

En la conferencia se perfilaron claramente dos grupos de participantes, aquellos que desean ganar tiempo manteniendo la política actual, aunque con un refuerzo de las sanciones y mayores advertencias a Serbia y a las fuerzas serbias en Bosnia y aquellos que, a estas alturas del conflicto, creen inútiles estas operaciones de persuasión política para con Belgrado.

Los ministros de Exteriores de la Alianza Atlántica se reunirán hoy en Bruselas para estudiar una eventual participación de la OTAN en nuevas operaciones en la antigua de Yugoslavia.Mientras los jefes militares de las fuerzas de protección de la ONU, Unprofor, a su cabeza el general Phillippe Morillon, lord Owen y Cyrus Vance, hablaban de considerables éxitos de su estrategia y Vance llegaba a decir que "el nivel de violencia global, ha disminuido", Eagleburger, su colega turco, Hikmet Cetin, el albanés Alfred Serreqi y la presidenta del Alto Comisionado de Refugiados (ACNUR) hablaban de un grave deterioro de la situación y un fracaso de los esfuerzos internacionales. Serreqi manifestó a EL PAÍS que veía "muy difícil" que las medidas anunciadas pudieran ya evitar la guerra en Kosovo que, "inevitablemente nos arrastrará".

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