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Entrevista:

"Los croatas de Bosnia queremos el poder que legítimamente nos corresponde"

Alfonso Armada

Mile Akmacic, de 53 años, es el hombre de Mate Boban (presidente de Herzegovina) en la antigua república yugoslava de Bosnia-Herzegovina. El propio Akmacic reconoce que fue su compañero de escuela y amigo íntimo desde la infancia. Akmacic es croata, nacido en Grude, y desde hace menos de un mes ocupa el cargo de primer ministro de la república. Tiene toda la apariencia de un político capaz de defender sus propios criterios de forma despiadada. Por eso no le tiembla la voz cuando dice: "Los croatas de Bosnia queremos el poder que legítimamente nos corresponde".

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Mile Akmacic pertenece a la cúpula dirigente de la Comunidad Democrática Croata (HDZ), que defiende los intereses de la minoría croata de Bosnia-Herzegovina y controla la que ellos denominan Herzeg-Bosna. "Este es un territorio liberado", dice Akmacic, "que está situado al este de Bosnia, con capital en Mostar. Mate Boban es el presidente de esa especie de Estado dentro de Bosnia, y la mayor amenaza para la alianza musulmano-croata que combate a los radicales serbios que ocupan dos tercios de Bosnia. Akmacic dice que nunca fue "un verdadero comunista", aunque admite que en el pasado formó parte de la Liga de los Comunistas Yugoslavos.El primer ministro tiene una nítida opinión sobre lo que representa la guerra que comenzó en Bosnia-Herzegovina el pasado mes de abril: "En primer lugar, es una guerra de agresión de Serbia y Montenegro contra Bosnia-Herzergovina. En segundo término, es una guerra interétnica entre los serbios, por un lado, y los croatas y musulmanes por otra. Y en tercer lugar, es una guerra civil entre los radicales serbios por una parte y los serbios que se mantienen fieles a Bosnia por otra".

"Los croatas de HDZ hemos luchado por la independencia de Bosnía-Herzegovina tanto como el que más", afirma Akmacic. "La antigua Yugoslavia hubiera sido posible si hubiera modificado su Constitución, pero los cambios no fueron aceptados por Serbia. También hemos ofrecido una solución para Bosnia. Primero hay que terminar la guerra, ya sea mediante la negociación o mediante la victoria militar. Entonces será el momento de organizar tres o más unidades constitucionales sobre principios étnicos, históricos, geográficos y económicos, lo cual no significa que defendamos unidades étnicamente uniformes. Esas unidades constitucionales gozarían de la máxima autonomía, sin que ello hiciera peligrar la unidad del Estado, que conservaría lo relativo a presidencia, defensa, asuntos exteriores, seguridad interior y política monetaria".Al hombre de Boban le interesa recordar que Bosnia es también su "madre patria", que son "el 17% de la población", y tienen "los mismos derechos que las otras comunidades a gobernar". En ello, Mile Akmacic es taxativo: "Los croatas tenemos el mismo derecho que las otras comunidades a gobernar el país, y nosotros sólo queremos la parte que legítimamente nos corresponde". De acuerdo con la Constitución, en tiempo de guerra el presidente puede prorrogar su mandato. Esta legislación prevé que el relevo en la presidencia se produzca el próximo 20 de diciembre. La carta que juega Mate Boban en este momento crítico para Bosnia es permitir a Izetbegovic que conserve la presidencia a cambio de que los croatas ocupen tres ministerios clave: Interior, Defensa y Exteriores.

Comunidades reconocidas

"Se trata de una alternancia lógica", dice Akmacic, "que los musulmanes ocupen nuestros puestos y que nosotros ocupemos los suyos". Hasta el momento la lucha es enconada, ya que "las diferencias son esenciales", declara Akmacic. Pero el primer ministro no descarta que el acuerdo se alcance en la fecha prevista. "Los serbios iniciaron la guerra porque querían dividir Bosnia. Los musulmanes pretenden un Estado uniforme. Lo que queremos los croatas", subraya Akmacic, "es un término medio: un Estado soberano, pero con comunidades constitucionales".

El primer ministro bosnio aprovecha para denunciar las conversaciones que se desarrollan en Ginebra, que califica de "ilegítimas", por "no estar representados en ellas los croatas de Bosnia-Herzegovina". El desacuerdo entre musulmanes y croatas ha causado no sólo enfrentamientos armados entre los dos aliados frente a los serbios, sino incluso la caída de ciudades claves como Jajce.

Akmacic reconoce que hubo desacuerdos en Jajce, pero que la ayuda croata no pudo llegar a tiempo porque sus fuerzas estaban bloqueadas, pero desmiente sin ambages las críticas a la actividad bélica croata.

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