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Gobierno y guerrilla celebran con festejos separados la reconciliacion en El Salvador

Los festejos por la reconciliación salvadoreña se extendieron el martes por todo el país nada más concluir el acto formal mediante el que el Gobierno de Alfredo Cristiani y el Frente Farabundo Martí para la Liberación Nacional (FMLN) sellaban el fin de su enfrentamiento armado. Luego, la paz fue celebrada por separado y el FMLN, ya sin fusiles, se lanzó a las calles y saludó con verbenas la buena nueva, mientras Cristiani se reunía, aparte, con los suyos.

ENVIADO ESPECIAL, No habían pasado 24 horas desde que la guerrilla entregara su último fusil cuando ya los salvadoreños, imbuidos de júbilo y convocados a toque de campana y lanzamiento de cohetes, intentaban olvidar la cruel guerra civil que mantuvo en vilo al país durante 12 años. El presidente Alfredo Cristiani, tras despedir a sus invitados internacionales, se reunió con sus seguidores y con la plana mayor del partido Alianza Nacionalista Republicana (Arena), primero en un parque y después en un estadio de esta capital, para celebrar el acontecimiento.Fueron actos de confraternidad, donde no faltó el baile, la música y el traguito de aguardiente. Tampoco la emoción por una paz que todo el mundo en El Salvador ha deseado con ansia y ahora empieza a disfrutar sin el odio y el rencor del pasado, pese a que todavía existen grupos de extrema derecha que no se sienten muy satisfechos con los resultados alcanzados en lo negociado por el Gobierno y la guerrilla.

En la reunión con su partido, el presidente Cristiani advirtió que, a partir de ahora, todos los salvadoreños deben mirar hacia adelante y caminar juntos en la reconstrucción del país. Cristiani no cesó de repetir que el FMLN estaba asumiendo sus propios retos y responsabilidades para convertirse en un grupo político que "debe entrar al juego democrático con todo lo que tal decisión significa y representa".

Mientras el Gobierno y sus seguidores celebraban la fiesta en el parque Cuscatlán, el FMLN tenía su propia fiesta en los alrededores del estadio de La Flor Blanca, también en la capital salvadoreña. La celebración, a ritmo de salsa y, merengue, duró hasta bien entrada la madrugada. No hubo incidentes y todo terminó en paz y en jolgorio.

La comandancia general del FMLN buscó un hueco en la noche para participar en el acontecimiento. Sus componentes fueron aclamados por unas 5.000 personas que saludaron su presencia con vítores y aplausos. Todos los asistentes a La Flor Blanca vestían de paisano, con la única distinción de los pañuelos rojos al cuello que delataban su militancia. En las diferentes intervenciones, la dirección del FMLN invitó a los excombatientes a ser, a partir de ahora, un ejemplo de entrega y de disciplina en los trabajos que les han sido encomendados. Especial mención hubo para aquellos hombres que están preparándose para policías civiles.

Mientras en la capital salvadoreña cada protagonista de esta reconciliación celebraba por separado su alegría, el Ejército decidía la desmovilización de otro de sus batallones contrainsurgente: el batallón Relámpago.

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