El Consejo de Universidades debate hoy distintos cambios en la prueba de selectividad

El Ministro de Educación y Ciencia, Alfredo Pérez Rubalcaba, presentará al pleno del Consejo de Universidades que se celebra hoy en Toledo una propuesta de reformas sobre la prueba de acceso a la Universidad, más conocida como la selectividad. El debate, en el que intervendrán los rectores de todas las universidades españolas, pretende llegar a conclusiones que favorezcan una mayor objetividad de un examen que, desde que comenzara a ser aplicado en el curso 1974-75, ha sido el blanco de las críticas no sólo de los estudiantes sino de profesores de enseñanzas medias y universitarias.

Prueba única

Pese a las sucesivas modificaciones que ha ido sufriendo esta prueba en los últimos años, -como la supresión del comentario crítico sobre una conferencia, la incorporación de un ejercicio específico de idioma extranjero cursado por el alumno en el bachillerato y el COU, y la adaptación del examen a cuatro especialidades de ciencias y letras-, las quejas se han mantenido ante un sistema que aprueba, según los distritos, entre un 75% y un 95% de los aspirantes pero que no permite, en muchos de los casos como en las universidades de Madrid y Barcelona, cursar la carrera elegida debido a la limitación de plazas en facultades y escuelas universitarias.Con la entrada en vigor, en octubre de 1990, de la LOGSE (Ley de Ordenación General del Sistema Educativo) que modifica el bachillerato y suprime el COU, se mantuvo no obstante la prueba única por ser considerada ésta como garante de una mayor objetividad. Sin embargo, los fallos del sistema, que algunos califican de "cuestión de fondo" están llevando a un debate como el que se inicia hoy en Toledo y que promete ser polémico, entre otras razones porque "es un paso precipitado ya que todavía no ha entrado en vigor el nuevo bachillerato", afirma Luis Carlos Suárez, coordinador de COU de la Universidad Complutense.

En medios universitarios existen temores a que el Ministerio proponga pequeños ajustes y no llegue a cuestiones consideradas fundamentales. Entre ellas, la necesidad de que la Formación Profesional (FP) reciba un auténtico impulso y con él, un descenso en la demanda de plazas universitarias; o que se convierta todo el territorio español en un distrito único universitario en el que los alumnos elegirían libremente el centro de estudios deseado. Lo primero implica una nutrida inversión económica en la reforma de la FP; lo segundo, una generosa política de becas y la buena voluntad de distritos como el catalán y el vasco, resistentes a abrir sus puertas a los jóvenes de otras comunidades.

Los puntos que dificultan la objetividad en la actual prueba son las diferencias de criterios de puntuación entre tribunales; que las notas obtenidas en el bachillerato se inflen en algunos centros privados para aumentar la media con la de selectividad; o que el ambiente académico haga girar todo alrededor de un examen provocando que los alumnos pinchen, por el síndrome de "aquí me lo juego todo". Un ensayo tipo test fue experimentado en 1991, pero se desconocen sus resultados.

(Más información en el Suplemento de Educación).