Incertidumbre en Suiza ante el referéndum sobre el Espacio Económico Europeo
La incertidumbre sobre el resultado domina el ambiente previo al referéndum que se celebra mañana en Suiza para ratificar o rechazar la integración del país en el Espacio Económico Europeo (EEE), formado por los 12 países de la Comunidad Europea y los siete de la Asociación Europea de Libre Comercio (EFTA).
Aunque aparentemente se trata de un tema económico, la ratificación del EEE se ha politizado durante la campaña electoral hasta tal punto que algunos analistas consideran la fecha del 6 de diciembre como la más importante en los últimos cien años de historia suiza.Y es que aunque el EEE consista en ampliar la EFTA al mercado único de la Comunidad Europea desde el 1 de enero próximo, los partidarios del no creen que, en realidad, el EEE equivale a entrar por la puerta falsa en la Comunidad. Y eso sí tiene una enorme carga emotiva y política. Los suizos relacionan la Bruselas comunitaria con una inevitable renuncia a su soberanía, a su tradicional neutralidad, a su peculiar sistema de democracia directa y a un profundo cambio de un sistema político y social que ha situado al país centroeuropeo a la cabeza de los más prósperos del mundo, con una renta per cápita de 33.000 dólares.
"Un referéndum sobre la integración en la CE, con el Tratado de Maastritch incluido, es absolutamente impensable ahora mismo en Suiza. Eso no sería posible antes de ocho o diez años", dice el analista financiero Walter Steiner, como ejemplo de la polarización y los recelos que despierta el tema de la CE. "Sería un gran paso adelante ratificar la permanencia en el EEE".
Apoyos al 'sí'
Apoyan el sí al EEE (el mayor bloque laboral y comercial del mundo, con 380 millones de personas) desde el Consejo Federal (Gobierno) a los Gobiernos autónomos de los 26 cantones, todos los periódicos, la banca, la patronal, los sindicatos y prácticamente todos los partidos.
El bloque del sí advierte de las repercusiones a largo plazo de un voto negativo el domingo: crecimiento económico inferior al potencial suizo, aumento del paro, debilitamiento del franco y cierta reducción de la inversión al retirarse muchas empresas internacionales del espacio suizo, que quedaría como un islote en tina Europa de 380 millones de consumidores.
Un argumento nuevo que está teniendo gran incidencia en la campaña y que utiliza el heterogéneo pero también potente bloque del no es la amenaza de la invasión extranjera, en referencia a la libertad que tendrían para establecerse en Suiza los ciudadanos de los países del EEE tras un período transitorio de cinco años. Ese temor es especialmente llamativo en un momento en que el desempleo alcanza la cifra récord del 5,9%, cuando en este país, de 6,7 millones de habitantes -de ellos, 1,2 millones emigrantes extranjeros-, hasta hace apenas un año el desempleo era un simbólico 0,8%. La incertidumbre por los resultados es aún mayor, al ser necesaria una doble mayoría, en votos nacionales y en al menos 12 de los 23 cantones.
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