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"Necesitamos lideres con un sistema ético global"

Por encargo del Club de Roma, escribió en 1972 uno de los libros que más han contribuido en el mundo a despertar la conciencia medioamblental: Los límites del crecimiento. Ahora, Dennis L. Meadows, director del Instituto de Investigaciones Metodológicas y Sociales de la Universidad de New Hampshire (EE UU), presenta Más allá de los límites del crecimiento. La conclusión: el mundo ha sobrepasado muchos de los límites que señaló hace 20 años en su modelo de crecimiento simulado por ordenador. Calcula en 8.000 millones el número de personas que el planeta puede soportar, y cree indispensable que surjan líderes revolucionarios.

RAFAEL RUIZ"Necesitamos líderes planetarios para una revolución global, para conseguir un mundo sostenible, y no meros gestores. Y Bill Clinton puede serlo". No es un profeta ni un visionario quien lo dice, sino un compacto científico norteamericano de 50 años, Dennis L. Meadows, experto en modelos económicos y director del equipo que escribió en 1972Los límites del crecimiento, y de su continuación Más allá de los límites del crecimiento, volumen editado por EL PAÍS-Aguilar y presentado ayer en Madrid."Hay que distinguir entre gestión y liderazgo. Los gestores deben indican las cosas concretas que cada uno debe hacer; pero tiene que haber líderes con coraje capaces de crear un sueño común, una visión conjunta y un sistema ético global".

El principal valor de la obra de Meadows está en su carga positiva. Dibuja un panorama del mundo al borde del colapso ecológico, pero traza también, gracias al modelo de ordenador World 3 y a la introducción de una serie de variables económicas ahora en funcionamiento y de otras correctoras, cuál es la salida hacia un mundo sostenible, que no se estrangule a sí mismo. "Nuestro estudio es optimista", explica. "Señala que el planeta puede albergar 8.000 millones de personas [actualmente somos 5.500 millones], que la industria puede crecer un 60% y la agricultura doblar su producción; con otros sistemas, no contaminantes, por supuesto.

Podemos conseguir un mundo en el que todos los países tengan un niv el de vida similar a la media actual de España".

Pero ese desarrollo -que Meadows insiste mucho en diferenciar del mero crecimiento exige unas primeras y básicas reglas de juego: "Una drástica reducción de los gastos militares, del uso de fertilizantes agrícolas y de los 65.000 productos químicos que la industria usa habitualmente"; "mayor énfasis en incrementar el tiempo de vida de los productos, aumentando mucho el reciclado de los productos y triplicando la eficiencia energética"; "insistir mucho más en la educación y los servicios sociales". Sin embargo, al ritmo actual, Meadows señala una fecha fatídica en la que ya no se podrá dar marcha atrás: el año 2020. Los dos primeros pasos: frenar la explosión demográfica y la rápida pérdida de suelo fértil.

Pero Meadows pone algo por encima de todos los ajuste económicos: "El optimismo y el amor, aunque sé que es muy sorprendente que un científico emplee estas palabras". "Los mercados y los mecanismos económicos son importantes, pero responden a los sistemas de valores; si éstos cambian, aquéllos también. Es imposible imaginar una solución a estos problemas en una sociedad en que las personas no se preocupan por las demás. A la gente le resulta más cómodo que haya tecnologías para salvarnos; eso es más cómodo que el amor y la honestidad".

"Ahora hablo desde mi intuición y no desde lo que me dice la pantalla de mi ordenador", sigue Meadows. "Pero creo que los países ricos se han metido en un círculo vicioso en el que los productos sustituyen las satisfacciones de las relaciones personales. ¿Tienen en España teléfonos eróticos? Son un buen ejemplo".

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