Fujimori necesita una victoria electoral amplia para legitimar su régimen

El presidente de Perú, Alberto Fujimori, de 54 años, necesita una victoria amplia y limpia de los grupos que le apoyan en las elecciones de mañana para un Congreso constituyente democrático (CCD) para estabilizar y legitimar el fujigolpe del pasado 5 de abril, El intento de un grupo militar de derribar a Fujimori el pasado 13 de noviembre ha puesto de manifiesto la existencia de fisuras en las Fuerzas Armadas, en las que existe descontento con la política militar del mandatario peruano.

Si la alianza Nueva Mayoría-Cambio 90, que apoya a Fujimori, no logra la mayoría absoluta de los 80 escaños que se disputan en la elección de mañana para el CCD, el fracaso del presidente sería indiscutible. Fujimori necesita una victoria amplia y que no quede empañada por las sospechas de fraude, en una elección que nace ya viciada, en parte, por la ausencia de los principales partidos de la oposición.El APRA del antecesor de Fujimori, Alan García; Acción Popular, del ex presidente Fernando Belaúnde; el Movimiento Libertad, del derrotado candidato presidencial Mario Vargas Llosa; y alguno de los grupos más importantes de la izquierda, no acuden mañana a las urnas. En la decisión de los opositores se mezcla el temor a la derrota electoral ante Fujimori con el intento de restar legitimidad a un CCD que parece destinado a elaborar una Constitución a la medida del autor del fujigolpe.

Además de conseguir una mayoría en la elección para el CCD, Fujimori afronta el problema de eliminar las secuelas del reciente golpe de mano de un grupo de militares que pretendió derribarle para restablecer el orden constitucional quebrantado por el fujigolpe. La intentona militar ha sido bautizada con acierto como contragolpe por el diario de izquierda La República, en una definición que caracteriza con precisión lo ocurrido.

Militares demócratas

Los militares que conspiraron con el general de división retirado Jaime Salinas no pretendían, como difundió con celo Fujimori; acabar con la democracia, sino restaurar la legimitidad, imponer en la presidencia al vicepresidente Máximo San Román y constituir de nuevo el Congreso, que debería autodisolverse y convocar elecciones. Sin duda, el éxito de los militares contragolpistas habría desencadenado una grave crisis en Perú, donde la popularidad de Fujimori sigue alta, aunque haya iniciado ya un descenso.Salinas, que se encuentra preso e incomunicado, es un militar que goza de prestigio en el Ejército. Un general retirado comentó a este periódico que la fallida intentona agravará el descontento de las Fuerzas Armadas por el presidente y su asesor en asuntos del servicio secreto, el ex capitán de Artillería Vladimiro Montesinos, a quien calificó de monje negro de Fujimori.

Señaló el militar que existe descontento entre los militares por la forma en que Fujimori ha invadido la política de ascensos sin tener en cuenta antigüedades. A esto se añade la reapertura de viejos enfrentamientos entre armas como la Caballería y la Infantería, agudizados por el favoritismo de Montesinos, a quien se considera cerebro de la política militar de Fujimori. Como un elemento más de agravio, mencionó el militar la forma en que fueron detenidos los presuntos golpistas.