Observaciones
Por suerte o por desgracia (a veces no se sabe qué pensar), soy médico, lector de EL PAÍS y hablo español. Con estos antecedentes, espero que puedan ponerse en mi lugar como lector de su diario.En EL PAÍS del 31 de octubre de 1992 aparece un artículo sobre un hombre al que se le diagnosticó sida por error en 1986. Se dice del caso en este artículo: "... sufre de hipertensión, alta presión sanguínea, dolores..." (repiten la expresión al final del artículo) y, más adelante, "... una enfermedad neurológica conocida como neuropatía". Creo que en un gran diario como el suyo deberían saber que:
- La hipertensión es lo mismo que la alta presión sanguínea, siendo un craso error nombrar ambas como diferentes padecimientos (tan erróneo como, por ejemplo, hemorragia y pérdida de sangre). En este caso, hiper es grande, alto, y tensión, tensión.
- Las enfermedades neurológicas son todas neuropatías, y reinciden ustedes en el mismo error. (Neuro es nervio, sistema nervioso, y patía, enfermedad).
Y menos mal que en los recientes artículos sobre asesinatos y / o violaciones ya no dicen ustedes que las desdichadas víctimas (muertas) presentan síntomas de violación, violencia, etcétera, ya que síntoma es lo que el paciente percibe y puede referir, o sea, que... o estamos (y la broma sería de mal gusto) ante casos de cadáveres parlantes, o se trata de confundir, en el mejor de los casos, síntoma con signo, este último más o menos objetivo y observable sin una colaboración, del paciente.
Por último, ¿en temas técnicos, y en éste en particular, sería demasiado pedir que alguien revise los artículos desde el punto de vista profesional?-
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