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Bonn empieza a tomar en serio la amenaza extremista e impide una concentración neonazi

La creciente arrogancia e impunidad con que, desde hace más de un año, han actuado los grupos de extrema derecha en Alemania ha sufrido un frenazo considerable a consecuencia de la decidida actuación del Gobierno en los últimos días. Ayer, la contundente actuación de la policía impidió que miles de neonazis se concentraran en Halbe, a unos 50 kilómetros al sur de Berlín, donde se halla el cementerio en el que reposan los restos de más de 20.000 miembros de las SS hitlerianas que murieron en los últimos días de la II Guerra Mundial cuando intentaban evitar la conquista de Berlín por el Ejército Rojo.

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La constante sucesión de aniversarios y conmemoraciones, algunos estrictamente nazis, pero otros simplemente ciudadanos, como el del día de ayer -el volkstrauertag, día del recuerdo de los caídos en las dos grandes guerras de este siglo- ofrece incontables ocasiones a los nostálgicos del nacionalsocialismo para imponer su presencia. Pero ayer, al igual que el fin de semana pasado, cuando Alternativa Alemana (DA), uno de los grupos más radicales y mejor organizados, intentó manifestarse en Francfort del Oder, en la frontera polaca, para un acto revanchista, el Estado volvió a responder con una contundencia reservada hasta la fecha para los activistas de izquierda.Desde el sábado, más de 1.500 efectivos de la policía, reforzados por unidades de la Bundesgrenzschutz, el cuerpo de élite antidisturbios, cercaron el pequeño pueblo de Halbe, de no más de 2.000 habitantes, para impedir que militantes de DA y del Frente Nacional (NF), así como de otros grupúsculos neonazis, desafiaran la prohibición de concentrarse en el cementerio donde reposan 20.000 miembros de una división de las Waffen SS que en 1945 trataron de impedir, infructuosamente, que el Ejército soviético cerrara la pinza sobre Berlín. Más de 60.000 soldados alemanes murieron en esta épica batalla, una de las últimas de la guerra. La mayoría de los cadáveres nunca fue recuperada, por lo que en los bosques cercanos hay letreros que advierten que no se debe escarbar.

Acostumbrados a la impunidad con la que se han movido en los últimos meses, los líderes neonazis habían anunciado que desafiarían la prohibición, confirmada por un juez. Pero cuando el sábado empezaron a llegar los primeros individuos con las cabezas rapadas, las botas de campaña y la indumentaria de apariencia militar con condecoraciones hitlerianas o los símbolos de la vieja Prusia, se encontraron con el pueblo convertido en una fortaleza inexpugnable. La estación de tren estaba cerrada y el cementerio completamente rodeado. La policía había bloqueado todas las carreteras de entrada al pueblo, colocando incluso alfombrillas de clavos sobre el asfalto para disuadir a quienes intentaran romper la barrera.

24 detenciones

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Las fuerzas de seguridad, en esta ocasión, no se limitaron a impedir la concentración, sino que registraron a todos los activistas que se acercaban a Halbe, identíficándoles y requisándoles los signos y la parafernalia neonazi que llevaban consigo. Solo medio millar de los varios miles de militantes que habían anunciado los organizadores intentaron desafiar la prohibición de penetrar en este idílico pueblecito de Brandeburgo. La policía efectuó 24 detenciones. Quienes apenas hicieron acto de presencia fueron los grupos anarquistas y de la izquierda radical dé Berlín que el año pasado, en una conmemoración similar a la que asistieron 650 neonazis, organizaron una batalla campal en la estación.

Pese a todo, el fin de semana no se libró de su dosis de violencia. El sábado fue apedreado un albergue para refugiados en la localidad de Ladebow, en la costa báltica, aunque en esta ocasión sus ocupantes reaccionaron atrapando a uno de los atacantes al que entregaron a la policía. En Hamburgo, ayer, la policía detuvo a 19 neonazis que particpaban en una ceremonia que fue calificada como anticonstitucional, por la exhibición de motivos nazis.

Esta semana se reunen de nuevo los ministros de Justicia de los länder (Estados federados) para acordar medidas comunes contra el nuevo resurgir del nazismo.

El ministro del Interior, Rudolf Seiters, indicó ayer que ha encargado a un grupo de expertos que examine la posibilidad de prohibir la existencia de determinados grupos, como DA y NF. La ministra federal de Justicia, Sabine Leutheusser-Schnarremberger, por su parte, lamentó ayer que estos grupos utilicen trucos legales para saltarse la prohibición constitucional de exhibir la simbología del régimen nazi, como el de efectuar ligeras modificaciones en el saludo romano o en símbolos como la cruz gamada. "Debemos ajustar las leyes con mayor precisión", señaló.

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